Eterno Retorno

Friday, September 05, 2025

LIVEVIL

 


Si de discos en vivo hablamos, yo tengo muy claro cual es mi favorito de todos los tiempos: El Live After Death de Iron Maiden. Ahí sí no tengo duda alguna. Grabado en la gira del World Slavery Tour de 1985, Live After Death muestra a la Doncella en estado de gracia justo después el Powerslave, el tercero de la trilogía perfecta que forman Number of the Beast y Piece of Mind. Lo compré por primera vez en casete en una tienda de Fort Collins Colorado, a donde fui a vivir temporalmente a mis 15 años de edad. Lo escuché completito una y otra vez, cientos de veces, al grado que me aprendí de memoria los choros del Dickinson y sus típicas arengas ¡Scream for meee Looong Beaaach!!! Un concierto perfecto desde la apertura con Aces High precedida del discurso de Churchill hasta el cierre con Phantom of the Opera con el Antiguo marinero tocada de forma íntegra. Después lo compré en CD y años más tarde mi amigo Chano Carrasco de la Ciruela Eléctrica me regaló el vinil.  En 2008 tuve la oportunidad de acudir a ver la réplica de ese mismo concierto, con idéntica escenografía y casi idéntico setlist,  en la arena de los Lakers en L.A. Por cierto,  su portada representó mi primer contacto con el nombre de H.P. Lovecraft.

El segundo lugar de mis favoritos en vivo lo pelean el Rush in Río y el Made in Japan de Deep Purple. Al Rush in Río le tengo un cariño especial pues tuve la fortuna de ver a Rush en esa misma gira, la del Vapour Trails, con idéntico setlist. Un Rush que retornaba a los sonidos hardrockeros zeppelianos de los 70 y volvía a la carretera tras la muerte de la esposa e hija de Neil Peart que estuvo a punto de desembocar en la disolución del grupo. Un conciertazo que suena pulcro y limpiecito. La apertura con Tom Sawyer fue una sorpresa de aquellas. Casi tres horas de concierto con 2112 íntegra y un solo de Peart que hace volar neuronas.

En el mismo nivel tengo el Made in Japan de Purple que para muchos es el mejor disco en vivo de la historia del rock. Grabado en el Festival Ball de Osaka y el Budokan de Tokio en agosto de 1972, ese concierto captura la primera gran experiencia de una banda internacional de hard rock en el Sol naciente. El mismísimo Michel Houellebecq, siempre tan huraño,  ha dicho, en boca de un personaje, que el solo del bataco Ian Paice en Child in Time es uno de los momentos más sublimes en toda la historia de la música.

«El break de Ian Paice es fabuloso, sin duda el más bello de la historia del rock», sentencia el escritor francés en Serotonina

El tercer lugar se lo doy a No Sleep til Hammersmith de Motörhead, un disco cuyo mayor valor es precisamente la total ausencia de pretensiones sónicas. Se escucha tan sucio, tan crudo, tan de huevos, tan al chile, que te acabas sintiendo sudado y eufórico en medio de la tocada. Lemmy, Clark, Taylor, la alineación histórica de Motörhead en su momento cumbre en la gira del Ace of Spades y paradójicamente ninguna de las canciones fue grabada en el Hammersmith de Londres.

El cuarto lugar se lo doy a How the West Was Won de Led Zeppelin que comparte con Live After Death de Maiden el hecho de que muchas de las rolas fueron grabadas en Long Beach Arena. Las versiones alargadísimas de Moby Dick, Dazed and Confused y Whole Lotta Love son un alucine. Ideal para escucharse completo en carretera. Yo me lo chuté en un regreso de Mexicali a Tijuana al atardecer y juro que la Rumorosa nunca estuvo tan embrujada.

En calidad de colado y solo porque pasaba por ahí, incluyo el Live in St Patricks Day de los Dropkick Murphies  alegremente energético y festivo. Imposible escucharlo sin que se te antoje una Guiness…o dos, o…