Eterno Retorno

Saturday, April 01, 2023

El rock perdió la batalla sónica pero ganó por goleada la iconográfica

 

 



El rock perdió la batalla sónica pero ganó por goleada la iconográfica. La idea me asalta mientras camino por Soriana y me topo con un estante en donde se ofrecen playeras rockers a 200 pesitos. Frente a mí un muestrario de camisetas de AC/DC, Iron Maiden, Megadeth, Metallica y Pink Floyd. Me he acostumbrado a su omnipresencia.  Ni hablar del Wal-Mart de Chula Vista o el Target donde el closet rockero ha sido históricamente variadísimo. De una forma u otra, la iconografía del rock  se volvió parte de la cultura popular. Ahí, en medio de la anodina y ordinaria Soriana me topo con la imagen icónica de Angus Young con cuernos de la portada del Highway to Hell a un lado de Vic Rattlehead, la célebre mascota de Megadeth. Ahí están las pirámides egipcias del Powerslave de Maiden o la ciega justicia del …And Justice for All de Metallica, pero resulta que en las bocinas del supermercado suena Shakira perorando  que “las mujeres facturan y que aunque tiene cara de persona buena claramente no es como suena”. Soriana no vende playeras de Shakira; se limita a poner su pinche música. Soriana vende playeras de Iron Maiden, pero ni en mi sueño más alucinado sonará The Trooper mientras espero mi turno en la jamonería. Carajo,  en este mundo nuestro, aún en pleno 2023, es mucho más fácil ver a una persona con una camiseta de AC/DC que con una camiseta  de Bad bunny o de Carol G o de grupo Firme o de cualquiera de las porquerías cotidianas que escupen las bocinas en cualquier lugar público. El mundo está infestado de música repugnante. Vas a Calimax y te tienes que chutar un pop de lo más cursi mientras que  a un lado, en la farmacia,  la botarga del Doctor Simi baila alguna ridícula tecnocumbia a un volumen rayano en la estridencia. Si te subes al transporte público lo más probable es que suene alguna estación de banda o norteño. Así ha sido por años. Siempre ha sido infinitamente más fácil encontrar una camiseta de Ramones que un disco de la banda. La vida sería mucho más bella si esa omnipresencia iconográfica se trasladara a las bocinas. Soriana vende camisetas de Megadeth, pero sería mucho más chingón si entraras a la tienda y sonara My Darkest Hour o Hangar 18. Linda sería la vida si al momento de elegir tomates o cavilar  tratando de reconocer  el cilantro y el perejil, sonara en el súper The Number of the Beast o Fear of the Dark.  Y claro, otra historia es la de la cerveza Trooper, cada vez más fácil de hallar en supermercados mexicanos. En fin, si yo fuera gerente de una tienda les chutaría puro Metal todo el santo día. Estoy seguro que las vidas de los empleados y la clientela serían menos ordinarias, aburridas y conformistas. Hagan la prueba y verán.