Eterno Retorno

Friday, March 24, 2023

Muchos pensamientos duros el hombre se lleva a la tumba

 


Me resulta extraño creer que ese 24 de marzo de 1976 no se derramó una gota de sangre en Argentina. A diferencia de lo que pasó en Chile el 11 de septiembre del 73, donde se dispararon kilos de plomo y hubo aviones y tanques bombardeando La Moneda, en Buenos Aires fue un golpe casi burocrático. Videla, Massera y sus secuaces simplemente llegaron y largaron a Isabel Martínez como quien arroja un trasto viejo y percudido. Caite cadáver le dijeron y el cadáver político cayó sin oponer  resistencia, porque de una u otra forma todo el país sabía que más temprano que tarde se produciría el anunciadísimo golpe. Algunos simplemente deshojaban la flor en cuenta regresiva, porque sabían que a Isabelita le quedaban horas y que los milicos regresarían a la Casa Rosada

 

Una de las primeras medidas que adoptó la junta militar encabezada por Jorge Rafael Videla durante la madrugada del 24 de marzo, fue la de suspender la programación de los canales de televisión  y todos los espectáculos y concentraciones  previstas para ese día. En la pantalla solo podía verse el escudo nacional y en la radio se escuchaban las proclamas emitidas por los golpistas. Sin embargo hubo una única excepción. Poco antes del mediodía, fue liberada la trasmisión del partido Polonia vs Argentina, jugado en Chorzow, que la selección de Menotti ganó 2-1. Para mantener a la gente entretenida, el partido fue repetido por la noche. Ese 24 de marzo no se derramó sangre. La masacre empezaría a día siguiente y no pararía.

Exactamente un año después, el 24 de marzo de 1977, Rodolfo Walsh publicaría su célebre carta a la junta militar.

“Estas son las reflexiones que en el primer aniversario de su infausto gobierno he querido hacer llegar a los miembros de esa Junta, sin esperanza de ser escuchado, con la certeza de ser perseguido, pero fiel al compromiso que asumí hace mucho tiempo de dar testimonio en momentos difíciles”, dice el párrafo final. Fue lo último que escribió en su vida. Al día siguiente fue secuestrado y desaparecido. Su cadáver jamás apareció. Tiempo de releer la pieza fundacional del nuevo periodismo latinoamericano. “Muchos pensamientos duros el hombre se lleva a la tumba y en la tumba de Nicolás Carranza ya está reseca la tierra”.

PD- En la tumba de Rodolfo Walsh no está reseca la tierra, porque ni siquiera se sabe si hay tumba y su última morada es pura sustancia espectral.