Me acuerdo
Me acuerdo que leí Me
acuerdo de Georges Perec diciéndole adiós al invierno en el Coral y Marina de
Ensenada.
Me acuerdo que la
primavera del 23 llegó envuelta en una gabardina de nubes cargadas.
Me acuerdo que leí Yo
también me acuerdo de Margo
Glantz unos ocho años antes de leer a Perec.
Me acuerdo que el libro
de Margo me hizo evocar más recuerdos comunes que el de Georges.
Me acuerdo que en el
último día de invierno yo escribía un texto sobre el centenario de Marcel
Marceau.
Me acuerdo que el
restaurante Equinoccio estaba en lo alto de una colina y sus techos eran altos
como los de una catedral.
Me acuerdo que Carol
olió una hierba del monte antes de entrar al lugar.
Me acuerdo que los
únicos comensales aparte de nosotros eran extranjeros y se hablaban en lenguaje
de señas.
Me acuerdo que al salir
de ahí la noche era más oscura que la oscuridad.
Me acuerdo que barman
del Coral se llama Luciano y el somelier se apellida Figueroa.
Me acuerdo que las
ediciones de Impedimenta se volvieron cada vez más comunes y que Mircea
Cartarescu era su estrella.
Me acuerdo que también
me pasó por la cabeza escribir mi propio Me acuerdo y que estaría repleto de
evocaciones a un Monterrey que ya no existe y que acaso nunca existió.
Me acuerdo que pensé
con anticipada nostalgia en el día en que estos días serán ayeres.