Eterno Retorno

Thursday, November 10, 2022

Ese descomunal limbo literario existe y me emociona


 

Lo que un buen lector conoce en una vida es apenas la puntita de un iceberg infinito. Sé de la existencia alabadísimos genios a los que a la fecha nunca he leído. Vaya, sé que existe La broma infinita de Foster Wallace o El hombre sin atributos de Robert Musil y sin embargo debo confesar que jamás les he metido diente y es muy posible que me muera sin leerlos. Hay decenas de premios Nobel de los que no he leído un miserable párrafo.

 

Hay obras reconocidas y premiadas que jamás leeré porque no me alcanzará la vida, pero también hay un universo infinito de obras geniales cuyo nombre jamás conoceremos. Lo que trascendió, sobrevivió y alcanzó la parcial inmortalidad del canon es apenas un retazo.

 

No sabemos si Homero fue un personaje real o mitológico o si acaso fueron muchas personas, pero sabemos que existen La Ilíada y La Odisea y forman parte del patrimonio cultural de la humanidad. Tal vez un filólogo o un historiador me exigiría pruebas, pero por pura ley de probabilidad y sentido común, puedo asegurar que hay muchas Ilíadas y muchas Odiseas que se perdieron para siempre y nunca nos fue dado conocer. La enciclopedia universal de la literatura nonata está infestada de libros de los que no quedó vestigio alguno, consumidos por la polilla o por el fuego en la Biblioteca de Alejandría o Bagdad. También debe haber habido otros Dantes en la Florencia del Siglo XIII y otros Shakespeares en la Inglaterra isabelina de los que no queda polvo en el viento.

 Pero tampoco tenemos que irnos a antigüedades milenarias o centenarias. En este momento se está escribiendo una novela o un cuento alucinante que nunca conoceré y cuya creadora o creador jamás trascenderá. Lo pienso mientras veo los engargolados de mi biblioteca Brautigan, los manuscritos no premiados en concursos donde he fungido como juez  que solo unos cuantos amigos o familiares del autor leerán. Es triste y fascinante a la vez. Ese descomunal limbo literario existe y me emociona. Un océano en tormenta navegado por mil y un barcos de papel tripulados por una veladora siempre a punto de extinguirse. Y sin embargo, frente al diluvio y las olas siempre hay una débil llama capaz de mantenerse encendida. A veces esas moribundas llamas iluminan caminos de vida.