SABATON
Hay quien
piensa que los metaleros vivimos en el pasado, aferrados al recuerdo y a la
nostalgia de bandas que tuvieron sus días de gloria en los años 70 u 80.
Cierto, los monstruos sagrados que integran mi pandemonio personal son Iron
Maiden, Black Sabbath, Motörhead, Judas Priest, AC/DC, DIO, Deep Purple,
Slayer, Mercyful Fate-King Diamond, Helloween, Venom, Manowar, Therion, Accept,
Pantera, Kreator, bandas que sin duda escucharé hasta el último canijo día de
mi vida. Sin embargo, ello no significa que yo no escuche
las extraordinarias nuevas propuestas de jóvenes metaleros que surgen todos los
años. Me puse a pensar entonces cuál de todas las bandas surgidas en el Siglo
XXI podría colocar en el altar sagrado donde están Maiden, Judas y Motörhead y
la respuesta la tengo clarísima: SABATON. Surgidos en Falun, Suecia, Sabaton
tiene la particularidad de que todas sus canciones hablan de la guerra. Cada
rolita trata sobre alguna batalla o pasaje bélico específico con notoria
preferencia por la Segunda Guerra Mundial, aunque también con no pocas
referencias a la Primera Guerra e incluso a conflictos bélicos más recientes
como las Malvinas, la Tormenta del Desierto y Vietnam o también más antiguos,
como las guerras del Imperio Sueco contra la Rusia zarista en el Siglo XVII.
Tienen un disco temático llamado Carolus Rex dedicado al rey sueco Carlos
Adolfo XII y otro (tal vez mi favorito) llamado The Art or War en donde cada
canción viene antecedida por citas de El Arte de la Guerra de Sun Tzu. Tal vez
su canción más conocida es Primo Victoria, que habla del desembarco en
Normandía; 40 to 1, que habla sobre la heroica resistencia polaca frente a la
invasión nazi del 39; Aces in Exile, dedicado a los pilotos extranjeros de la
Segunda Guerra Mundial; Panzerkampf, sobre la invasión nazi a la Unión
Soviética; Attero Dominatus, sobre la destrucción de Berlín a manos del
Ejército Rojo en 1945; White Death, sobre el letal francotirador finlandés Simo
Hayha o Back in Control, sobre las Malvnas. Las poquísimas canciones suyas que no
hablan sobre guerra, hablan sobre el gozo y el deleite de ser metalero (Metal
Machine y Metal Crue). He tenido la fortuna de verlos en vivo un par de veces.
La primera en House of Blues de San Diego como abridores de Accept y la segunda
como estelares en el Circo Volador de CDMX. Sus conciertos son un ritual de
energía extrema. Si te quieres dar ánimos e infundirte valor y coraje para
salir a enfrentar el despiadado campo de batalla de la vida cotidiana, mi sabia
recomendación es escuchar Sabaton cada mañana y llevarlos reventando las
bocinas mientras recorres las catastróficas calles tijuanenses. Tan potente y
necesario como iniciar la jornada con el más negro café cargado para escribir y
terminarla con el más maltoso whiskocho para leer.