Eterno Retorno

Tuesday, November 01, 2022

Uno es los libros que ha leído

 

Uno es los libros que ha leído, la pintura que ha visto, la música escuchada y olvidada, las calles recorridas, dice Sergio Pitol.

 


La frase  irremediablemente me pone a parir ucronías.  No sé cuántos libros he leído en la vida. Vamos a decir que he leído unos 2 mil 500 o 3 mil. De pronto aparece un hada o un duende y mediante un hechizo transforma esas 3 mil lecturas en otras totalmente diferentes. Ninguna de ellas es igual. Mi disco duro neuronal se ha alterado por completo. Por causa de ese hechizo, ahora resulta que nunca he leído a Borges ni a Cervantes ni a Poe ni a García Márquez ni a Ricardo Piglia ni a José Agustín  o  David Toscana. Ahora en mi memoria habitan 3 mil libros que hasta el día del hechizo me eran radicalmente desconocidos. Mi ruta como lector en 48 años de vida habría sido absolutamente distinta. Sería un navegante atravesando cartografías ignotas.

 

Asumo que sin esas lecturas que me han marcado el camino, yo habría escrito algo radicalmente distinto a lo que hasta la fecha he publicado o tal vez no habría escrito nunca.  En alguna medida, mi personalidad y mi manera de estar e interactuar con el mundo, está condicionada por las lecturas que me han acompañado.

Lo mismo aplicaría para la música. Yo no sería del todo yo si en mi vida no existieran Black Sabbath o Iron Maiden. Lo mismo aplica para las calles recorridas y los viajes y por supuesto las personas que amamos. Todos los días de mi vida recorro un tramo de la carretera Tijuana-Rosarito-Ensenada. He hecho ese recorrido más de 3 mil veces. ¿Y si de pronto se aparece el duende y borra la carretera escénica de mi memoria y pone en mis recuerdos mil paseos por una calle que jamás he recorrido?

 

Me fascina imaginar la historia de las posibilidades no materializadas, los ex futuros, la  cartografía alterna.

 

Cuando muera me iré de aquí sin haber leído decenas de miles de libros que me habrían volado la cabeza y habrían provocado toda una revolución en mi interior de la misma forma que me iré sin haber recorrido mil ciudades fascinantes.

 

Los libros que han llegado a mi vida y la han marcado constituyen mi personalísimo canon, pero junto a ellos marchan una infinidad de obras que jamás me será dado leer porque el tiempo simplemente no alcanzará.