...mientras la insomne madrugada delira como un tecolote en llamas.
El canijo verano
irrumpió como si tal cosa (como perrucho Guarumo por su casa) e impúdico
desparramó su primer atardecer en el día más largo del año. A partir de hoy y
hasta el cumpleaños de Carol (con la respectiva coronación del Sol Invicto)
cada día será un instante más corto, pero nadie pensará en eso mientras ardan
las hogueras de San Juan y Julio irrumpa con cuchillo desenvainado y alas de
lumbre. Pinta para bravo este veranito y el agua tampoco sobra por estos rumbos.
Por lo que a la primavera respecta solo puedo decirles que me zarandeó bien y
bonito. Estuve mucho más ocupado en los
últimos tres meses de lo que estuve en los últimos tres años. Muchísimo trabajo,
aunque no precisamente literario.
Muchísima escritura por supuesto (después de todo, no sé hacer otra puta cosa en
este mundo) pero no precisamente de cuentos o ensayos. “They call me the working man. I
guess that's what I am”, mandan decir mis canadian compitas de Rush y sí,
eso es lo que he sido, pero cuando de talachar se trata me sé poner las pilas, me lo tomo bastante en serio y nunca te dejo
abajo con un encargo. Tecleo tan veloz como cuando era reportero y las ideas
corren como un hámster en su rueda.
Detalle pintoresco de
junio ¿Se han dado cuenta de la abundancia de girasoles? ¿De lo brillante de su
amarillo y lo baratos que están en las florerías? Ignoro en qué mes pinto Van
Gogh los suyos, pero sospecho que era junio porque la girasoliza anda en plan
impresionista por estos días. Leo Tristes sombres, mi red duermevelera arroja sueños
premonitorios y aún con todas las dosis de apolíneos deberes, me doy tiempo para
desparramar un poco de dionisiaca escritura a mano en un nuevo cuaderno muy
coqueto que tiene cara de Biblia mientras la insomne madrugada delira como un
tecolote en llamas.