Ruleta rusa nabokoviana, el hater de Dostoievski
No se puede afirmar que el profe Vladimir Nabokov sea un modelo de objetividad e imparcialidad
a la hora de enseñar literatura rusa a sus alumnos gringos en la Universidad de
Cornell. Cómo carajos leer a Dostoievski
después de ser despellejado en forma tan inmisericorde por el maestro. Nabokov
considera al Dostoievski un escritor “bastante mediocre con algunos destellos
de excelente humor separados por desiertos de vulgaridad literaria.” Le llama
ingenuo, tosco y vanidoso. Sus personajes son sentimentaloides, monótonos,
aquejados por complejos prefreudianos. Nabokov incluso se permite narrar con un dejo
de sorna que un antepasado suyo era sargento en el pelotón de soldados que
escenificó el falso fusilamiento que marcaría a Fiódor para el resto de su vida.
Cuando uno ve la devoción casi mística que algunos escritores como Coetzee y
Pamuk sienten por el Dosto (leer a Dostoievski es como descubrir el amor o ver
el mar por primera vez, nos dice el turco), cuesta trabajo que alguien pueda
detestarlo tanto. En contraparte, Nabokov no duda en llamar a Lev Tolstoi el
mayor escritor ruso de ficción en prosa. De hecho, Vladimir se permite hacer su
clasificación de los más grandes artistas de la prosa rusa del uno al cuatro.
El primero es (of course) Tolstoi, el segundo Gógol, el tercero es Chéjov y el
cuarto Turguéniev. Dostoievski, obviamente, no alcanza lugar en el medallero.Nabokov
es benigno con Chéjov, a quien considera un artista de verdad en contraposición
a un narrador didáctico como Gorki. “Los libros de Chéjov son libros tristes
para personas con humor; es decir, sólo el lector provisto de sentido del humor
sabrá apreciar verdaderamente su tristeza”. A Gógol le reprocha su misticismo,
su alma fantásticamente contrahecha y su vocación de predicador que requiere un
púlpito para explicar la ética de sus personajes, pero reconoce sus dotes de
narrador. En cualquier caso, le agradezco a Nabokov no ser un aburrido
académico sumando horas de clase sujeto
a los lineamientos del programa, sino un apasionado lector que intenta
contagiar lo que la literatura le produce. “La literatura hay que cogerla y
hacerla pedazos, deshacerla, machacarla; entonces se olerá su grato olor en el
hueco de la mano, se masticará y volteará sobre la lengua con deleite; entonces
y sólo entonces se apreciará su raro sabor en la justa medida y las partes
rotas y trituradas volverán a reunirse en el espíritu y revelarán la belleza de
una unidad a la que el lector ha aportado un poco de su sangre”. This is Jarcor
Vladimir. Déjame decirte que yo pienso lo mismo. Sigamos disfrutando la
intensidad de la literatura rusa.