He oído a muchísimos colegas decir que dentro de muy poco las mesas de novedades editoriales estarán infestadas de novelas y ensayos sobre el Apocalipsis 2020. Presupuestadísimos y contratados los ensayos de Žižek y Yuval Noah Harari; los reveladores thrillers conspiranoicos; el best seller gringo de aeropuerto; la autoficción millenial hípster con algún familiar en el lecho de muerte; la romántica novela Sanborns doñil; las paranoias chairas sobre cómo Calderón, García Luna y el BOA idearon la sopa de murciélago, etc, etc. Sin duda imaginamos más de una película sobre el Covid que hará época y unos cuantos documentales matadores, por no hablar del infaltable álbum conceptual de alguna buena bandita e infinidad de canciones, poemarios, murales, exposiciones. Vaya, incluso hay quien dice que el arte no volverá a ser el mismo, que surgirán nuevas corrientes y que la huella cultural de esta plaga será profundísima. ¿De verdad estamos tan seguros? Hagamos una prueba entonces: mencionen de memoria alguna novela, película, pintura o pieza musical inspirada por la gripe española de 1918. Esa canija influenza mató cien veces más gente de la que ha matado el Covid. Unos 50 millones de personas perecieron y no es una época tan lejana como para que perdamos toda memoria. Vaya, en 1918 ya vivían nuestros bisabuelos. ¿Por qué carajos no existe una obra emblemática de la gripe española? Nomás para que se den una idea, una tragedia tan focal como el hundimiento de Titanic ha inspirado cantidad de películas y forma parte de nuestra memoria y nuestra cultura y conste que con el barquito se hundieron unas mil 500 personas nada más. Hay cientos de novelas, películas y murales sobre la Revolución Rusa, la Revolución Mexicana, la Primera Guerra Mundial, los glamorosos veinte, la Gran Depresión. Sobre la influenza, fuera del Autorretrato con gripe española de Munch que acompaña este post y alguna referencia a la enfermedad de la protagonista en La señorita Dalloway de Virginia Woolf, no hay mucho para elegir. Sin duda se escribieron muchos libros, pero la triste verdad es que ninguno trascendió. Si los hubo, los olvidamos rapidito. Lo paradójico es que en 1918 estaban vivos muchos de los mayores creadores del Siglo XX. Vaya, ahí teníamos humildemente a una alineación integrada por Joyce, Proust, Kafka, Svevo, Fitzgerald, Hesse, Zweig, Hemingway, Picasso, Dalí, Siqueiros, Rivera, por no hablar de Klimt o Apollinaire, a los que la epidemia se llevó de corbata. La peste negra de 1348 nos dejó por herencia el Decamerón y los poemas que Petrarca le escribió a Laura de Noves. ¿Qué carajos nos va dejar el Coronavirus? Tampoco es descartable que para 2022 todo sea ya puro y vil polvo de olvido e intrascendencia. ¿Quedará alguna obra covideña para la posteridad? ¿Ustedes qué dicen? Corren apuestas.
Wednesday, July 15, 2020
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