Lo primero fue aprender a recitar la Biblia y a desafiar las adversidades del ecosistema. Lo segundo fue aprender a disparar con maestría las mil y un variedades de armas que ha habido siempre en el rancho. La pubertad se anunciaba en tu cuerpo cuando aprendiste que en Jericó el recitar pasajes bíblicos es tan importante como saber armar, cargar y disparar rifles y ametralladoras de todos los calibres. Te entregaste a las pistolas con la misma devoción que a los libros sagrados. La Biblia y las balas siempre deben estar juntas en Jericó, te hizo ver el Reverendo Falwell. En este terrenal reino de Jehová no hay separación entre el templo y el arsenal. Ya se encargará Él de separar justos y pecadores en su Reino celestial, te hizo ver el Reverendo. Los siervos de Dios deben estar listos y bien armados para enfrentar a los esbirros del demonio y en ese sentido nadie tan bien armado en este mundo como el rancho Jericó. Puedes dudar de muchas cosas, pero nunca de nuestra capacidad de fuego. Desde este rancho podemos atrincherarnos y resistir a mil jinetes apocalípticos hasta el mismísimo final de los tiempos, te dijo Falwell. De ti depende que sepas abrir fuego como un verdadero soldado bíblico.
Wednesday, January 11, 2017
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