Eterno Retorno

Tuesday, October 14, 2003

Por primera vez en cuatro años y medio no trabajé en un día por cuestiones relativas a mi cuerpo.
Una carne asada el domingo por la noche y un exceso de chorizo procedente de un puerquito de dudoso origen cuya muerte acaeció hace mucho tiempo, hicieron pedazos a mi estómago. Además de regalarme un insomnio cuya crueldad hará época, los pedazos animales devastaron mi aparato digestivo en proporciones considerables.
Por primera vez en toda mi historia laboral pasé un lunes hábil en casa. Lo dediqué casi enteramente a leer La falsa pista, una novela policíaca del sueco Henning Mankell. Pensé que sería una mañana eterna pero el tiempo pasó volando y a las 17:00 Carolina estaba de regreso.
Luego entonces me di cuenta, una vez más, de cuanto amo la paz y el alejamiento. Borrar el periodismo de mi mente, aunque sea solo unas horas y entregarme a las mil y un posibilidades que tiene estar en casa rodeado de tanto buen libro. Lo siento por quienes tuvieron que trabajar por mí. Favor con favor se paga-