Eterno Retorno

Monday, April 07, 2003


Incinerados en el infierno

Al amanecer de este día, las llamas consumieron una humilde vivienda en la Zona Norte. A las 6:40 de la mañana, mientras yo amodorrado encendía el carro y Carolina se terminaba de vestir, ocho personas, entre ellas tres niños, morían incinerados dentro de su vivienda.
Los cuerpos quedaron absolutamente carbonizados. Aún no hay peritaje, pero se afirma que el incendio pudo ser provocado. Mi imaginación literaria empieza a maquinar. Imposible no recordar Héroes y tumbas de Sabato y el sacrificio de Alejandra Olmos. ¿Cuanto misterio, cuanto horror no hay oculto tras un incendio? La muerte nunca duerme. Por eso es la consejera más sabia.


Otro blog que muere

El blog de la intrépida Mayolix, la Niña Astronauta, ha decidido firmar su certificado de defunción. Siempre siento un poco de melancolía cuando muere un medio de comunicación, ya sea audiovisual, de papel o virtual. Es una ventana que se cierra. Pero aprecio la honestidad y el respeto de quienes un día deciden sepultar al blog y lo notifican a sus lectores. Finalmente, si tienes lectores, aunque sea uno solo, lo menos que les debes, es tener la educación de hacerles saber que no vas a escribir más. Noe Carrillo fue el primer bloguita que leí despedirse de manera oficial. Yepez suele avisar cuando se ausentará de Border Bloguer.
Pero en realidad hay muchísimos blogs que han muerto sin despedirse. Se extinguieron por simple desidia o por falta de sentido. Es una lástima, pues algunos eran realmente buenos, pero bloguear es una cuestión de sentimiento, de deseos. Sería horrible bloguear a la fuerza.


La agonía de mi diario

Hace tiempo leí que la última edición impresa en papel del New York Times saldría en el 2018. A partir de entonces pura fibra óptica. Pensé en primera instancia que la profecía es bastante descabellada. Digan lo que digan, las ediciones impresas son más prácticas que las virtuales, si bien una cosa no está peleada con la otra.
Si alguien me hubiera dicho que mi diario personal se iría extinguiendo lentamente no lo hubiera creído. Aunque no lo crean, mantengo un diario escrito en cuadernos desde el orwelliano y heavymetalero año de 1984. Si bien no es un diario en el sentido más estricto de la palabra, pues no lo escribo todos los días, sí solía escribirlo por lo menos todas las semanas.
La cuestión es que desde 1984 a la fecha, jamás pasó un mes sin que dejara de escribir. Hasta hoy. En todo marzo del 2003 jamás escribí en mi diario, el fiel amigo piel de vaca. Culpable? Eterno Retorno. El blog hirió de muerte al papel. Cuando me re-encontré con mi diario lo sentí como un extraño. No sabía que escribir en él. El blog había chupado todo. Lo único que me salió escribir fue pedirle disculpas al papel. Mi diario no morirá, pero tendrá que reinventarse.


Sobre el vicio de bloguear

No se si Eterno Retorno decida morir algún día. Por ahora es un vicio que está en su apogeo. Creo que bloguear me resulta fácil pues desde hace siete años mi vida diaria está impuesta a la disciplina del periodismo escrito. Escribir, publicar y olvidar. Tengo disciplina de periodista, no de escritor. Por eso me resultan tan duros los proyectos de largo plazo y soy tan terriblemente inconstante con mis novelas. Quiera o no, desde hace un buen rato mi existencia va asociada a las portadas de los periódicos, (el mío y los de la competencia). Mantener un blog es para mi una reacción casi natural. Y me hace mucho bien. Es el equilibrio necesario que permite que tantas dosis de burocrático periodismo, no derrumben mi cordura en pedazos.