Eterno Retorno

Saturday, January 28, 2023

Desbarrancadero resort

 


 

Entre la niebla emerge como sombra larga la torre de block, mole de bruma que de un momento a otro desaparecerá como ha desaparecido el mar en las tinieblas de la tarde. Del Pacífico solo queda el rumor, la intuición de su presencia, el viento helado y la respiración del gigante dormido que ni siquiera huele a agua marina. Por ahora es lo que queda; después de todo, nunca hubo mucho más: ladrillo, mar y atardeceres. La plusvalía yace en la vista, en los crepúsculos del millón de dólares que sólo Neptuno Resort podía ofrecerte antes de que todo se fuera al carajo con las tardes ladronas de este enero hostil.

En el argot a estas cosas se les llama elefantes blancos aunque su color casi siempre es gris, carcasa de ladrillo muerto y varilla pelada mirando al Pacífico. Veinte pisos donde cada metro cuadrado olía a oro e idilio.

Ante la niebla el edificio es sustancia de sueños, una visión que de un momento a otro puede vaporizarse como los miles de dólares de los ilusos que depositaron sus pretensiones de grandeza en esas piedras. La tarde oscura al menos concede un espacio a la fabulación, pero el mediodía soleado espeta la ruina con desparpajo. Frente al mar sólo hay un esqueleto de cemento carcomido, puro herrumbre salitroso para atrapar los mejores atardeceres de toda la Baja