A esos utópicos reinos invisibles pertenece el Nuevo León de mi nostalgia
A esos utópicos reinos invisibles pertenece el Nuevo León
de mi nostalgia y acaso sean las fábulas de mi saudade las que me juran que
había un foso con leones en Chipinque; zorros grises en la Quinta González y
tlacuaches colgando de las ramas de los árboles de nísperos; coyotes que
bajaban del cerro Loma Larga; arroyos
con peces y culebras en medio del Río Santa Catarina y alcobas con literas,
vagón comedor y bar en el Regiomontano. La verdad, tampoco estoy tan seguro de
haber bebido esa cerveza en Chipinque y de haber escuchado esa charla
secesionista. El Nuevo León de mi
saudade ya no existe, pero a estas alturas me pregunto si alguna vez de verdad
existió.