ráfagas de alba robadas al insomnio
Sueños póstumos, ráfagas de
alba robadas al insomnio, súbito pestañeo
cuando la luz de enero ya se infiltra por la venta del baño (como la beatlesca
chica). Hora y media de insomne medio tiempo leyendo el perfil de Idea Vilariño
elaborado por Leila. Eso y unas imágenes de viking pagan metal se colaron al
encore duermevelero. Hubo un viaje,
siempre un viaje, ahora al parecer en autobús, diez horas de carretera, solo
para estar un par de días en una lejana ciudad que tal vez fuera Sacramento
o tal vez San Francisco (norte
chaliforniqueano en todo caso). El camión te saca por donde arde la city en la
noche roja. Hay una chica perdida de
nombre Sofía (¿nuestra sobrina?) y en el largo camino vamos maliciando el plan de mejor tomar un vuelo de regreso a San Diego para evitarnos la raya borrada de
la carretera, preguntándonos si 48 horas
nos bastarán para recorrer esa hipotética y desconocida ciudad. Con el amanecer
en plan descarado y acople yacíamos en el depa de alguna vieja gloria
almodovariana adornado con carteles de viejas películas y obras teatrales y una
repisa donde había viejos casetes de oportunidad, algo de Fintroll (herencia de
las imágenes vikingas) y un en vivo de alguna innombrada banda llamado
simplemente Live Moments que pepené en algún remate. Después Pappo comenzó a a
ser Pappo y desperté.