Eterno Retorno

Monday, December 27, 2021

Un soplo extra de vida que se le agotó esta mañana a Norzagaray

 


Una escena que sin duda quedará grabada para siempre en la historia de la cultura bajacaliforniana acaeció el pasado domingo 15 de agosto en el teatro del Centro Cultural Tijuana. Se estaba celebrando un concierto a beneficio del dramaturgo Ángel Norzagaray, quien acababa de  sortear dos complicadas cirugías de altísimo riesgo para extirparle un tumor cerebral. Un grupo de músicos dirigidos por Eduardo García Barrios unieron sus talentos para llevar a cabo esta velada musical filantrópica. Semanas antes, un grupo de amigos encabezados por su colega Daniel Serrano se dieron a la tarea de reunir fondos para ayudar a costear las carísimas cirugías. La gran sorpresa de la noche fue cuando al final del concierto, de manera totalmente inesperada, el propio Norzagaray apareció en el escenario, con cicatrices en la cabeza pero moviéndose por su propio pie y en franca recuperación. El aplauso fue apoteótico.  El dramaturgo cumplió esa semana 60 años de edad y aquello fue para él como  una auténtica resurrección. Una resurrección de poco más de cuatro meses en los que pudo palpar el cariño de tantísimos compañeros de andanzas en el camino del teatro, un soplo extra de vida que se agotó esta mañana. Hace unos minutos he recibido la noticia de su muerte.

Nunca he olvidado y nunca olvidaré que fue Ángel Norzagaray quien me llamó la fría mañana del 8 de diciembre  de 2010 y me soltó la buena nueva a bocajarro: “Daniel, pues con la novedad de que acabas de ganar el Premio Estatal de Literatura”.  Era el día en que Iker cumplía su primer año de vida, yo venía retornando de la Feria de Mochis (mi primer viaje libresco) y Norzagaray me anunció el primer premio literario que gané en mi vida. Fue el inicio de una vereda. Ángel me apoyó mucho con la presentación y  difusión de mis dos primeros libros, en la época en que dirigía el Instituto de Cultura de Baja California. Lo recuerdo ligero, bromista y siempre dado al chascarrillo, con ese acento Guasave que jamás perdió. La última vez que hablé con él fue en la presentación del documental sobre Federico Campbell en el cine Tonalá. También es fría la mañana de diciembre en que recibo la noticia de su muerte. Tiempo de escribir cartas y dejarlas al pie de un árbol.