Eterno Retorno

Sunday, December 12, 2021

Las redes duermeveleras amanecen vacías

 


Cara volteada, mordiendo la arena del fondo marino. Zicatela y sus vestigios, la repentina conciencia de la Muerte y lo irrevocable de sus designios. Si elijo girar el rostro hacia abajo habré sacado mi carta fatal. La conciencia del final sin mañana ni vuelta de hoja. Aquel dejá vu del inminente ahogo me hizo recordar el fusilamiento con bolas de plastilina o la caída de algún andamio. When Death calls. Por ahora no queda mucho más. Las redes duermeveleras amanecen vacías y ni desperdicios quedan del blanco limbo de cinco horas con su respectiva meada impostergable y la invernal luz de la seis de la mañana que arriba tan pronto, en puntual sintonía con la primera sacudida de Pappo. Sombras de adornos navideños en la cortina: moño, esfera y conífera afilando sus silueta sobre la tela. La calma zen de un domingo decembrino en la mañana, la fantasmal quietud del pino y los renos rojos.  Guadalupano amanecer, ideal para la mexicanísima cursilería de quienes tequila en mano llorarán a moco tendido por el charro de Huentitán mientras la cofradía vampírica le chilla a su Anita Arroz y los atlistas encienden rojinegras veladoras para conjurar un maleficio de 70 años pesando como loza sobre la lacerada espalda del sostén del mundo.  Babelia dice que Chirbes y sus atormentados diarios son la neta del 21 y un puntual e inoportuno retortijón mañanero interrumpe de golpe este exabrupto escritural condenado al aborto en un Word pirata marcado en rojo.