La palomilla insurgente y sus apodos
En la pandilla insurgente
militaban el Atolero, la Barragana, el Castrador, el Chile Verde, el Cristo, el
Comanche, las Coheteras, el Chivero, el Diente Mocho, el Florero, la Gabina, la
Griega, el Huajes, el Meco, el Mocho, el Metemano, la Madre de los desvalidos,
el Manco, las Once mil vírgenes, el Patitas, el Perro, el Pescuezo, el
Pinacate, la Pimpinela, el Pito, el Picador, el Tecolote y el Zapatitos entre
otros muchos. Por supuesto, como en toda palomilla barrial que se respete,
había unos cuantos a los que apodaban el Chino, el Güero, el Chato, el Indio,
el Negro o el Negrito y claro, algunos un poco más célebres que pasaron a la
historia como el Pípila y los Pachones. Un acierto incluir en la colección 21
para el 21 del FCE Noticias biográficas de insurgentes apodados, un sui generis
diccionario biográfico compilado por el zacatecano Elías Amador Garay
(1848-1917). Lo interesante es que el orden alfabético no se basa en apellidos
sino en apodos, como en la clica. De algunos de ellos no se sabe casi nada y
apenas se tiene referencia de alguna acción en determinado combate o alguna
vaga anécdota, pero en algunos pocos casos son reseñas biográficas hechas y
derechas. Cierto, sus apodos nunca serán gritados por un político en un 15 de
septiembre y sus rostros no aparecerán jamás en una estampita escolar, pero
fueron estos canijos los que pelearon la guerra de Independencia a puro
machetazo pelón. ¿Sabrían las razones por las que peleaban? Asumo que
muchísimos eran analfabetos y posiblemente ninguno tuviera una idea clara o
siquiera aproximada en torno a la construcción de una nueva nación
independiente de la corona española, pero estas son las manos que hacen las
guerras, los cuerpos que se desangran, la pura y vil carne de cañón que acude a
inmolarse en su cita con la Historia. Ideal para leer este 16 de
septiembre.