¿Qué seguirá con nuestras vidas cuando esta pesadilla acabe? De una forma u otra, todos estamos pensando en lo que haremos o lo que sucederá con nuestras vidas cuando termine esta descomunal parálisis, este paréntesis que nos ha confinado puertas adentro ya ha trastocado nuestros planes en el futuro inmediato. Volver a la normalidad es un concepto omnipresente, pero tal vez esa “normalidad” no exista más porque la dinámica del mundo habrá alterado su curso y nosotros seremos otros. A nivel macroeconómico el mundo está sufriendo un colapso y en México no parecemos estarlo enfrentando de la manera más adecuada. Multiplicar los programas asistenciales y las dádivas a los más pobres será apenas un placebo que en nada podrá inhibir la pérdida de empleos e inversiones por las afectaciones a la pequeña y mediana empresa. Posiblemente lo duro del desbarrancadero económico lo sentiremos en la segunda mitad de este terrible 2020 y en los años venideros, pues la parte complicada de la crisis apenas comienza. Pero más allá del tema financiero y de la inevitable recesión, acaso el traumático recuerdo de esta pandemia nos haga alterar en algo nuestra costumbres. Por ejemplo, el brote de Influenza H1N1 en 2009 nos dejó por herencia el uso del gel anti-bacterial en muchos lugares públicos, oficinas o consultorios. Lo lógico sería pensar que después de lo que hemos vivido, todos nosotros maximicemos nuestras medidas de protección e higiene en el hogar y en el trabajo. No se trata de vivir paranoicos, pero sí conscientes
El que quiera entender, que entienda
En afán de aportar una dosis de optimismo en medio de la tormenta, proclamemos que toda gran catástrofe trae aparejado un aprendizaje. Si de verdad los seres humanos somos aunque sea un poquito inteligentes, entonces tenemos un montón de lecciones para aprenderle a la pesadilla que estamos viviendo con el Covid. Vaya, digamos que estamos teniendo un seminario intensivo del que podemos obtener trascendentes enseñanzas. Aquí va una pequeña lista con lecciones que a estas alturas ya deberían quedarnos claras.
1- Todo país que aspire al desarrollo debe contar con un sistema de salud pública sólido cuyo presupuesto esté asegurado e incremente periódicamente. No se puede hablar de riqueza o progreso cuando la estructura sanitaria de una nación está en ruinas y sus recursos son volátiles o sujetos a recortes. El acceso a la salud pública no es agenda de izquierda o de derecha sino de humanidad.
2- Las personas que van a salvar nuestras vidas o las de nuestros seres queridos son una enfermera o un médico de guardia. No podemos tenerlos mal equipados, con sueldos de hambre y con jornadas de trabajo inhumanas. Nuestra vida no va a ser salvada por un diputado, un senador, un regidor, un líder político, un delegado federal o alguna lacra similar. Es hora de honrar e invertirle fuerte a nuestros verdaderos héroes.
3- Los superhéroes del mundo moderno son los cazadores de virus y los descubridores de vacunas. Mientras la ciencia siga viviendo con migajas y compulsivos recortes seguiremos siendo un país atrasado y miserable. México tiene que formar nuevas generaciones de científicos y abortar a tanto político y funcionario inútil.
4- Nuestras costumbres tienden a ser insanas. Es hora de adoptar la higiene permanente como un estilo de vida. Maximicemos nuestras medidas de protección en el hogar, en el trabajo y en los espacios públicos. No se trata de vivir paranoicos, pero sí conscientes.
5- La religión no va a salvarte de nada. Tu salvadora es la ciencia. Moraleja: cree en los científicos, no en los sacerdotes. Más ciencia, menos religión.
6- ¿De verdad es imprescindible el trabajo presencial? La cuarentena nos ha demostrado que se puede ser muy eficiente desde casa. La principal causa de la contaminación y el eterno caos vial en nuestras calles, es que millones de personas tenemos que trasladarnos todos los días de un lugar a otro. ¿No será tiempo de empezar a optar por oficinas virtuales y acabar con la obligación de presentarse en el lugar de trabajo? Es momento de reforzar al máximo la tramitología virtual.
7- Las grandes crisis ponen a prueba a los líderes y los desnudan. Hoy ya nos quedó muy claro que ni Andrés López ni Donald Trump son los líderes que México y Estados Unidos necesitan. No solo no ayudan sino que estorban y entorpecen. Tercos, autoritarios, obstinados y ególatras, Trump y López solo están pensando en conservar el poder y salvar el pellejo político. Nuestra salud no les importa en lo más mínimo. Las mayorías se equivocaron y es tiempo de optar por otra clase de líderes. Los votantes tenemos la última palabra.
Wednesday, April 08, 2020
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