Estamos sentados afuera del café la Brasilera, en la Rúa Garret, en el barrio del Chiado en Lisboa al atardecer del miércoles 11 de julio de 2018. Son casi las 21:00 pero aún no anochece y a nuestro alrededor fluye esa vibra de euforia y hedonismo estival. En pocos metros a la redonda se improvisan al menos tres espectáculos callejeros con estatuas vivientes, bailarines, malabaristas y cantantes diversos. La cacofonía, obvia decir, es inevitable. Arde la calle diría la canción, la cerveza y la sangría se calientan pronto y se palpa y huele el agridulce olor del sudor que humedece los cuerpos de quienes caminan rúa arriba por las escarpadas callejuelas del Chiado. ¿Cómo hacías con tus omnipresentes trajes Fernando? ¿Sudabas mucho tus sacos negros o te los quitabas para caminar? ¿Subías a pie por estas calles con apariencia de colina o preferías tomar el tranvía? Los cientos de turistas británicos que nos rodean son felices con sus shorts y sus chanclas, pero tú, Fernando, siempre vas de traje y ese moñito apretando tu cuello no parece ser el mejor amigo del verano portugués. Alguien se dio el lujo de tomar una foto de Kafka en traje de baño (y mira que en Praga y sus alrededores no suele hacer calor), pero de ti, hasta donde entiendo, no hay ninguna imagen que te muestre ligeramente informal.
Wednesday, November 20, 2019
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