Podría estar a gusto en mis laureles, durmiendo la mona en la comodidad del artista burgués, pero aquí me tienes bien refundido, porque a la hora de la verdad y los trancazos, en los momentos decisivos de mi vida, he puesto siempre al pincel por debajo de la metralla y me salgo a la calle a hacer la guerra. Esa ha sido mi condena. ¿Saben por qué? Porque el arte y la guerra son el hombre mismo en su manifestación más simple y rotunda. En el arte el hombre se desnuda y se muestra como es. En la guerra igual. En las realidades lucha el hombre, de cara a sus instintos y a sus pasiones, sin nada que los encubra o disimule. La guerra, como la plástica, expresa también de un golpe todo lo que hay de positivo y negativo en la naturaleza humana.
Thursday, September 26, 2019
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