La noche de verano en que la policía irrumpió en la casa donde Armanda Barradas vivía hacinada con seis de sus acólitas y 129 perros callejeros, yo cubría la guardia de un reportero borracho y no tenía puta idea de quién era aquella demente de ojos color agua puerca y hedor animal que de un manotazo arrojó mi cámara al suelo cuando intenté fotografiarla.
Friday, September 13, 2019
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