Todo crimen trae aparejada su dosis de horror y sufrimiento, pero para nosotros lo peor no es el asesinato sino su herencia. Sublime sería si cada homicida redujera su víctima a ceniza o consiguiera su absoluta desintegración en microscópicas partículas, pero no, la vida no es tan bella: cada asesinato nos lega un cadáver y la peor noticia para nosotros es que ese cadáver pesa, ocupa un espacio y pronto, mucho más temprano que tarde, apesta. Y vaya que apestan a muchísimos metros de distancia. Las causas de muerte y el aspecto de los cadáveres podrán variar, pero la peste es siempre la misma. Esa sí es fiel y llega puntualita. No hay manera de evitarla.
Thursday, September 05, 2019
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