Misteriosos son los caminos del viento que en la agonía del invierno suele soplar en direcciones improbables. Lo que nunca imaginé fue que mi Vientos de Santa Ana se convirtiera en compañero de viaje de un lector llamado Juan Villoro. Gracias a mi amiga Paty Blake por cazar esta foto en al avión y darme la sorpresa del año. En mañanas como ésta te das cuenta que ha valido la pena desparramar tantísima palabra furtiva. ¿Hay algo que pueda yo agregar más allá de mi total gratitud? Gracias Juan por leer.
Tuesday, February 28, 2017
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