Pienso que el 9 de febrero de 1913 también fue domingo y amaneció muy temprano. Horas antes de que saliera el sol ya había agitación en los cuarteles y en las prisiones. Los fusiles estaban cargados, listos para ir a la caza del presidente Madero. Antes del alba, Félix Díaz y Bernardo Reyes eran liberados de sus celdas y la tropa rebelde se encaminaba al Palacio Nacional. La Decena Trágica comenzaba. A veces me da por pensar que el fantasma de Shakespeare escribió el guión de aquel febrero sangriento, esencia pura de drama. Madero abanderado sobre su caballo blanco escoltado por cadetes del Colegio Militar; Bernardo Reyes inmolándose ante las puertas del Palacio Nacional que le estaba destinado como sucesor natural de Porfirio; Gregorio Ruíz fusilado; Lauro Villar herido pidiendo a gritos ser mantenido en el mando; Huerta abrazando al presidente después de pactar con Félix Díaz; Gustavo Madero advirtiendo a su hermano sobre la traición antes de morir torturado en la Ciudadela; Wilson y el usurpador emborrachándose con coñac en la embajada estadounidense mientras Madero y Pino Suárez eran cazados. Carajo, es que es Macbeth puro. Traición, lealtad, ambición, ingenuidad. Imagino los diálogos, las expresiones de los rostros, los gestos, los diálogos internos, el miedo, los rumores e intuiciones siniestras, las horas lentas de aquel febrero oscuro.
Sunday, February 09, 2014
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