Aquí comparto la última Biblioteca Babeliana publicada en InfoBaja. Tras siete años de desparramar compulsivos comentarios sobre libros en esta cuna porquerioza, no deja de ser histórico que sea esta la primera reseña que cuenta con la imagen del libro. Un chingado best seller tenía que ser. Sí, no es un libro underground precisamente y sin duda los amantes de Bolaño y similares lo han de considerar el colmo de lo comercial, pero yo lo disfruté un chingo y con gusto lo volvería a leer.
BIBLIOTECA DE BABEL
Los hombres que no amaban a las mujeres
Stieg Larsson
Editorial Destino
Por Daniel Salinas Basave
Entre otras muchas cosas, recordaremos el 2009 como el año en que cientos de miles de lectores en los más distantes rincones del planeta trasladamos nuestra imaginación hasta una lejana isla sueca llamada Hedeby en donde un periodista condenado por difamación y una hacker antisocial, investigan un crimen cometido cuatro décadas atrás. Fascinante e impredecible el fenómeno del best seller mundial. De pronto, un montón de seres humanos que hablan idiomas distintos, yacen abstraídos en las andanzas de personajes ficticios, habitantes de un lugar remoto e improbable. Si bien hay ciertos patrones comunes para las ficciones populares, lo cierto es que tampoco hay reglas o temas establecidos que garanticen el éxito editorial. En una época en que la moda parecen ser las conspiraciones vaticanas, el grial perdido, los evangelios apócrifos o bien los vampiros adolescentes, un periodista sueco llamado Stieg Larsson seduce al planeta con un thriller tradicional con una pareja de antología y un nombre sui generis: Los hombres que no amaban a las mujeres.
El que un libro presuma millones de ejemplares vendidos y aparezca como favorito en las listas de popularidad, suele tener un efecto negativo en mí. Las más de las veces este tipo de publicidad es un inhibidor, un repelente que me hace rechazar su lectura. Los hombres que no amaban a las mujeres ha sido la deliciosa excepción. Con brutal honestidad he de confesar que nunca me había abstraído de forma semejante en un best seller. Con sorpresa, descubro que son altas horas de la madrugada y llevo cuatro o cinco horas sin parar de leer esta historia de 665 páginas.
La verdad es que en términos estructurales es bastante simple y literariamente no es en absoluto innovadora, pero engancha, como una canción de composición simple y llegadora.
La historia detrás de este libro, primero de una trilogía llamada Millenium, es ya de por sí improbable. Su autor era un reportero de tendencias izquierdistas que durante años se dedicó a denunciar la mano oculta de la ultraderecha en Suecia y los latrocinios del alto empresariado, pero que jamás había escrito una obra de ficción. Larsson murió de un infarto a los 50 años de edad sin que ninguno de sus libros se hubiera publicado y cuesta trabajo imaginar que haya siquiera soñado con que su historia policíaca daría la vuelta al planeta. Larsson, ya muerto, se encuentra a la cabeza de ese boom desatado por Henning Mankell y su Kart Wallander, de autores suecos, noruegos, daneses e islandeses que tiñen de sangre las nieves eternas de sus tierras vikingas. No deja de ser una paradoja que los países escandinavos, paraíso de la seguridad y el bienestar social, del respeto, la tolerancia y el orden, sean la cuna de las más negras de las novelas y del más brutal death-black metal. Por lo que he podido leer, en un año en todo Finlandia matan mucha menos gente de la que se despachan en Rosarito. Ya no digamos que Ciudad Juárez, que sin duda tiene más crímenes que los cinco países escandinavos juntos.
El hilo conductor de la trama, es la extraña desaparición de la jovencita Harriet Vanger en 1966. Su tío, el industrial sueco Henrik Vanger, vive obsesionado con esta pérdida y 40 años después quiere averiguar quién fue el asesino de su sobrina, para lo cual contrata los servicios del reportero Mikael Blomkvist quien acaba de ser condenado por difamación luego de un reportaje donde involucraba en un fraude a un poderoso empresario. En apariencia, es un quijotesco absurdo tratar de resolver un aparente crimen cometido hace 40 años, pero Blomkvist se involucra con pasión en su nueva función de detective. Su ayudante en esta labor será el mejor personaje creado por Larsson en su efímera carrera literaria: Lisbeth Salander, una hacker esquelética con el cuerpo atiborrado de piercings y tatuajes. Hay personajes que definen una historia y son capaces de hacerla inolvidable. Salander es el alma de esta novela. Por tratarse de una historia policíaca en donde cada mínimo detalle es importante, se me haría de pésimo gusto dar cualquier tipo de adelanto que conduzca a la resolución de la trama. Baste señalar que la historia es capaz de sorprender hasta al más consumado lector de thrillers y dar giros inesperados. Sí, es cierto, no es literatura de vanguardia ni estamos ante una ficción revolucionaria, pero tampoco es chatarra y Los hombres que no amaban a las mujeres, como fenómeno, le escupe en la cara a los profetas de la muerte de la novela.
Mientras un personaje de ficción como Lisbeth Salander creado en la mente de un tipo que ya ha muerto, se reproduzca al mismo tiempo y con distintas caras en las mentes de cientos de miles de lectores; mientras uno, dos o un millón de seres humanos repitan en armonía ese mismo acto misterioso, solitario y fascinante de sumergirse con pasión en las andanzas de personajes que no existen, la novela nos seguirá dando gritos de vida y salud eterna.