Envidia Metalera
Ayer, entre las páginas de una vieja edición de El Príncipe de Maquiavelo, encontré un papel que servía como separador y que a estas alturas de la vida es una auténtica reliquia, una pieza del museo de historia metalera en México. Era un flyer de la tocada que Death y Sadus ofrecieron en la Arena López Mateos de Tlalnepantla en septiembre de 1991. Chuck Shuldiner ha muerto, Death es reconocido y honrado como el gran padrino de eso que llamamos Death Metal americano y yo estuve ahí. Recuerdo que era la gira del álbum Human. Con nueva alineación acompañando al gran Chuck (puros miembros de Cynic) Death hizo historia en Tlane.
Yo tenía entonces 16 años, ha transcurrido ya más de la mitad de mi vida y esas anécdotas metaleras que les cuento a las nuevas generaciones se han vuelto néctar de leyenda. Pocos me creen que cuando viví en el DF vi a Kreator con el Coma of Souls, a Morbid Angel con el Altars of Madness, a Carcass con el Simphonies of Sickness, a Nuclear Assault con Handle with Care, a Cannibal Corpse con el Butchered at Birth, a Obituary con Cause of Death, a Pestilence con Testimony of the Anciets. Habemos algunos que no olvidamos que cuando Samael eran adoradores del Diablo (y no esa desgracia de electrobudistas en que se han convertido) fueron a Monterrey con el Ceremony of the Opossites y que Rotting Christ visitó tierras regias con el Non Serviam en el 94. Cuántos años han pasado. Vaya, sería tanto como si cuando yo era un adolescente llegara un ruco a decirme que vio a Black Sabbath con el Master of Reallity, a Rainbow con Rainbow Rising o a Judas con el Sad Wings.
Tengo nostalgia de esas grandes tocadas metaleras y por lo que veo y me platica mi amigo Alberto Durán, ni el DF ni Monterrey le han bajado a la intensidad, mientras aquí en Tijuana y San Diego tenemos buenos conciertos a cuentagotas (pero eso sí, vi a al Morrisgay en el Jai Alai)
Chequen nomás lo que los metaleros del DF se han podido chutar en tan solo dos semanas.
Para abrir boca: Kotipelto, HammerFall y Kreator, juntos, pero no revueltos, en una sola sentada. Eso nomás para abrir boca. Los metaleros defeños, tribales por naturaleza, se permitieron molestarse por que mezclaron el Thrash de Kreator con el Power melódico de Hammer Fall y Kotipelto. Me acuerdo que allá en el DF los death-black odiaban a los heavys y los punks odiaban a los metaleros. Divisiones absurdas como diría Atoxxxico. Siempre he dicho que yo soy capaz de disfrutar con igual intensidad y deleite a Scorpions que a Dark Throne y que un disco de Tesla me puede prender tanto como uno de Carcass.
Pero sigamos con las tocadas que se han chutado los chilangos, muchas por cierto compartidas por los regios.
Resulta que luego les cayó Katatonia, en su primer concierto Latinoamericano. Estos compas jamás habían salido de Europa y ver una banda así es realmente atípico. Nomás con escuchar a cada rato el Live Consternation me puedo hacer una idea del orgasmo que fue ese toquín
Después Therion que fue por enésima vez a Tenochtitlán (aquí a SD- TJ no ha venido ninguna) Therion, junto con Blind Guardian, es de esas bandas que el destino, como una fatalidad, me niega ver en vivo. He estado cerca, muy cerca. Con Therion he estado afuera de donde están tocando, sin boleto en la mano, en la Loco de Paris, afuera de Molino Rojo en Pigalle en una fría noche de noviembre. Blind Guardian tocó en San Sebastián España en noviembre de 1996 justo un día antes de que yo arribara a esa bella ciudad vasca. Luego, el Guardián Cegatón me canceló una tocada en San Diego en diciembre de 2002 unas horas antes de empezar y cuando por fin vinieron al vecino condado en noviembre del año pasado y de pilón a encabezar el Metal Fest a Monterrey, yo estaba en Argentina (en donde como consolación me chuté a Edguy). La fatalidad propia de tragedia griega se interpone en mi camino y me niega el placer de ver en vivo a esas bandas.
No conformes con ello, ahora me entero por Alberto Durán que tocó Porcupine Tree, ese pedazo de virtuosismo a medio camino entre el Rush setentero, King Crimson y Dream Theatre. No por nada son algo así como el alterego progre de mi compa Mikael Akerfeldt de Opeth.
Por si semejante manjar sónico no fuera suficiente, Tenochtitlán se prepara para recibir a la encarnación más oscura de los Alpes Suizos. Celtic Frost, el Avant Garde más exquisito, el papá de todos esos niños tarados de Noruega (saludos Immortal) que se pintan como osos pandas, acompañados de los trolls fineses de Finntroll. Carajo, se me hace que me voy a vivir de nuevo a ala Capital. A ver si me guardan una tocadita para cuando el Trife emita su fallo sobre la elección oaxacalifroniana.
Aquí en la aburguesada y aburrida San Diego tenemos hartas tocadas de banditas americanas, de esas que les empelotan a los gabachos. Lamb of God, Unearth, Shadows Fall y todo ese metal-core que sin ser malo, me parece sobrevalorado. De las bandas por las que vale la pena romperse el hocico, la única que toca con cierta regularidad en San Diego es Slayer, que les megaempelota a los gabachitos y a la cual ya he visto bastantes veces. Pero cuéntales a los californianos de Katatonia, de Therion y se quedaran con sus caras de ¿???.
Pero no me quejo, ahí vienen Amon Amarth y Decapited el 19 de noviembre y luego Jelipe Anselmo y Down y el 4 de diciembre los polacos de Vader. Y el 2008 lo abrimos con Exodus en enero y Sonata Arctica en febrero y para celebrar el Día del Niño, King Diamond y Kreator. Hay que tener paciencia por estos rumbos. Por ahora me despido con el concierto sinfónico de los virtuosos israelitas Salem en los audífonos y el Rise of the Tyrant de Arch Enemy (chingo de Gracias Octavio) debidamente colocado en mi iPod. Living For Metal Cabrones.
Ayer, entre las páginas de una vieja edición de El Príncipe de Maquiavelo, encontré un papel que servía como separador y que a estas alturas de la vida es una auténtica reliquia, una pieza del museo de historia metalera en México. Era un flyer de la tocada que Death y Sadus ofrecieron en la Arena López Mateos de Tlalnepantla en septiembre de 1991. Chuck Shuldiner ha muerto, Death es reconocido y honrado como el gran padrino de eso que llamamos Death Metal americano y yo estuve ahí. Recuerdo que era la gira del álbum Human. Con nueva alineación acompañando al gran Chuck (puros miembros de Cynic) Death hizo historia en Tlane.
Yo tenía entonces 16 años, ha transcurrido ya más de la mitad de mi vida y esas anécdotas metaleras que les cuento a las nuevas generaciones se han vuelto néctar de leyenda. Pocos me creen que cuando viví en el DF vi a Kreator con el Coma of Souls, a Morbid Angel con el Altars of Madness, a Carcass con el Simphonies of Sickness, a Nuclear Assault con Handle with Care, a Cannibal Corpse con el Butchered at Birth, a Obituary con Cause of Death, a Pestilence con Testimony of the Anciets. Habemos algunos que no olvidamos que cuando Samael eran adoradores del Diablo (y no esa desgracia de electrobudistas en que se han convertido) fueron a Monterrey con el Ceremony of the Opossites y que Rotting Christ visitó tierras regias con el Non Serviam en el 94. Cuántos años han pasado. Vaya, sería tanto como si cuando yo era un adolescente llegara un ruco a decirme que vio a Black Sabbath con el Master of Reallity, a Rainbow con Rainbow Rising o a Judas con el Sad Wings.
Tengo nostalgia de esas grandes tocadas metaleras y por lo que veo y me platica mi amigo Alberto Durán, ni el DF ni Monterrey le han bajado a la intensidad, mientras aquí en Tijuana y San Diego tenemos buenos conciertos a cuentagotas (pero eso sí, vi a al Morrisgay en el Jai Alai)
Chequen nomás lo que los metaleros del DF se han podido chutar en tan solo dos semanas.
Para abrir boca: Kotipelto, HammerFall y Kreator, juntos, pero no revueltos, en una sola sentada. Eso nomás para abrir boca. Los metaleros defeños, tribales por naturaleza, se permitieron molestarse por que mezclaron el Thrash de Kreator con el Power melódico de Hammer Fall y Kotipelto. Me acuerdo que allá en el DF los death-black odiaban a los heavys y los punks odiaban a los metaleros. Divisiones absurdas como diría Atoxxxico. Siempre he dicho que yo soy capaz de disfrutar con igual intensidad y deleite a Scorpions que a Dark Throne y que un disco de Tesla me puede prender tanto como uno de Carcass.
Pero sigamos con las tocadas que se han chutado los chilangos, muchas por cierto compartidas por los regios.
Resulta que luego les cayó Katatonia, en su primer concierto Latinoamericano. Estos compas jamás habían salido de Europa y ver una banda así es realmente atípico. Nomás con escuchar a cada rato el Live Consternation me puedo hacer una idea del orgasmo que fue ese toquín
Después Therion que fue por enésima vez a Tenochtitlán (aquí a SD- TJ no ha venido ninguna) Therion, junto con Blind Guardian, es de esas bandas que el destino, como una fatalidad, me niega ver en vivo. He estado cerca, muy cerca. Con Therion he estado afuera de donde están tocando, sin boleto en la mano, en la Loco de Paris, afuera de Molino Rojo en Pigalle en una fría noche de noviembre. Blind Guardian tocó en San Sebastián España en noviembre de 1996 justo un día antes de que yo arribara a esa bella ciudad vasca. Luego, el Guardián Cegatón me canceló una tocada en San Diego en diciembre de 2002 unas horas antes de empezar y cuando por fin vinieron al vecino condado en noviembre del año pasado y de pilón a encabezar el Metal Fest a Monterrey, yo estaba en Argentina (en donde como consolación me chuté a Edguy). La fatalidad propia de tragedia griega se interpone en mi camino y me niega el placer de ver en vivo a esas bandas.
No conformes con ello, ahora me entero por Alberto Durán que tocó Porcupine Tree, ese pedazo de virtuosismo a medio camino entre el Rush setentero, King Crimson y Dream Theatre. No por nada son algo así como el alterego progre de mi compa Mikael Akerfeldt de Opeth.
Por si semejante manjar sónico no fuera suficiente, Tenochtitlán se prepara para recibir a la encarnación más oscura de los Alpes Suizos. Celtic Frost, el Avant Garde más exquisito, el papá de todos esos niños tarados de Noruega (saludos Immortal) que se pintan como osos pandas, acompañados de los trolls fineses de Finntroll. Carajo, se me hace que me voy a vivir de nuevo a ala Capital. A ver si me guardan una tocadita para cuando el Trife emita su fallo sobre la elección oaxacalifroniana.
Aquí en la aburguesada y aburrida San Diego tenemos hartas tocadas de banditas americanas, de esas que les empelotan a los gabachos. Lamb of God, Unearth, Shadows Fall y todo ese metal-core que sin ser malo, me parece sobrevalorado. De las bandas por las que vale la pena romperse el hocico, la única que toca con cierta regularidad en San Diego es Slayer, que les megaempelota a los gabachitos y a la cual ya he visto bastantes veces. Pero cuéntales a los californianos de Katatonia, de Therion y se quedaran con sus caras de ¿???.
Pero no me quejo, ahí vienen Amon Amarth y Decapited el 19 de noviembre y luego Jelipe Anselmo y Down y el 4 de diciembre los polacos de Vader. Y el 2008 lo abrimos con Exodus en enero y Sonata Arctica en febrero y para celebrar el Día del Niño, King Diamond y Kreator. Hay que tener paciencia por estos rumbos. Por ahora me despido con el concierto sinfónico de los virtuosos israelitas Salem en los audífonos y el Rise of the Tyrant de Arch Enemy (chingo de Gracias Octavio) debidamente colocado en mi iPod. Living For Metal Cabrones.