Pasos de Gutenberg
Insensatez
Horacio Castellanos Moya
TusQuets
Por Daniel Salinas Basave
La primera impresión que me causó la pluma de Castellanos Moya cuando cayó en mis manos una novela suya hace cinco años, fue la de un narrador violento.
Debo aclarar que aquella novela era ?Arma en el hombre?, un caldo de agresiviad extrema dentro de la aparente frialdad de su prosa.
Después leí ?Baile con serpientes? y caí en la cuenta de encontrarme ante un narrador muy inteligente, capaz de derrochar malicia y creatividad.
Como le suele pasar a algunas bandas de heavy metal que comienzan con una línea muy dura y después evolucionan hacia planos más instrospectivos como consecuencia de una supuesta madurez musical, Castellanos Moya parece dejar atrás la crudeza de los textos mencionados y avanzar hacia planos narrativos un tanto más sosegados.
Vaya, antes cada uno de sus párrafos salpicaba sangre y las anécdotas violentas saturaban sus obras y ahora da la impresión de que esa violencia trasciende a atmósferas puramente psicológicas.
Esa impresión me quedó con ?Donde no estén ustedes? y se confirma con su última novela, ?Insensatez?.
Respetando las distancias y con perdón de la odiosa comparación, ?Insensatez? me recordó un poco al ?Corazón de las tinieblas? de Conrad.
El horror se intuye como telón de fondo, pero jamás como una superficie. Los demonios se ocultan tras cada frase, dejan intuir su presencia, se trepan lentamente en la psique del personaje y el lector, pero jamás acaban de brotar.
Eso sí, Castellanos vuelve a ser fiel a Centroamérica como temática y escenario.
?Insensatez? trata sobre un corrector de estilo de nacionalidad salvadoreña que es contratado por el arzobispado guatemalteco para revisar los expedientes sobre la guerra sucia que la dictadura militar orquestó contra el pueblo quiché.
Dicho informe debe ser publicado a la brevedad y nuestro corrector salvadoreño se sumerge en la lectura de escalofriantes testimonios de masacres, torturas y vejaciones de toda clase.
El personaje en cuestión, un patán despreocupado al que únicamente le interesa cobrar sus honorarios y ligar con las voluntarias españolas que trabajan en el arzobispado, comienza a adentrarse en las cientos de páginas que debe corregir, primero con un afán burocrático y chambista, que gradualmente va transformándose en una obsesión y desencadena en franca paranoia.
Como en Conrad, el horror es una sombra, una intuición, un recuerdo, pero aún así es omnipresente.
En cada una de las páginas que revisa el personaje, encuentra testimonios sobre un holocausto que sabe espantosamente real e impune.
Al final, el despreocupado corrector es un poseso de los infiernos individuales que ha leído en cada una de esas páginas en donde, dicho sea de paso, se narran horrores que por desgracia no inventó Castellanos Moya y padecieron decenas de miles de indígenas guatemaltecos.
Eso sí, la novela es leída con rapidez. Por lo que a mí respecta, la comencé a leer cuando un avión despegaba de Monterrey y acabé justocuando aterrizábamos en Tijuana. Poco menos de tres horas en que me quedó un sabor de ¿Y eso fue todo?
Castellanos Moya nunca defrauda, pero prefiero sus tiempos violentos.
FUERA LEO
Esto ya se fue al carajo. En cuestiones futbolísticas soy bastante paciente. Creo en los proyectos a largo plazo y despercio esa manía tan propia del aficionado mexicano de pedir la cabeza del técnico por cualquier mal resultado. Aún cuando en 2003 los Tigres fuimos humillados en aquella negra semifinal, yo me pronuncié por la continuidad de Tuca Ferreti, pues me quedaba claro que había un sistema de juego muy bien definido. Apoyé con todo a Pumpido y me dolió su renuncia, de la cual me enteré en un hotel de Nueva York mientras checaba la página de internet. Me gusta apostar por la continuidad de un técnico, cuando este ha demostrado que sabe lo que está haciendo. Desde un principio me sembró dudas apostar por Leo Álvarez, sin embargo el buen papel en la Pre Libertadores le ganó su voto de confianza. La realidad es que de la era Leo Alvarez sólo son rescatables un par de juegos: El 2 x 0 contra Toluca en Pre Libertadores y el 6x0 contra el mismo equipo hankista en la Liga. Fuera de eso, NADA. Hacía mucho, pero muchísimo que no veía a Tigres jugar tan mal. Con Tuca se jugaba monótono, técnico, sin espectacularidad, pero con una intención firme, clara.y sobre todo efectiva. Pumpido era un derroche de futbol ofensivo, agresivo y contundente que te mantenía al filo hasta el último minuto. ¿Qué he visto con Leo? Un futbol cobarde, indeciso, marrullero, sin definición. Pensé que el juego contra Veracruz era el colmo de lo deprimente, pero lo que ví hoy contra Tecos fue digno de vergüenza. Un equipo plagado de figuras, que juega con todo el camión metido atrás, apostando descarada y cínicamente al 0x0, sin un solo delantero natural, acobardado ante un equipo mediocre como Tecos, con un mocoso irresponsable como Palacios que se hace expulsar y todavía se ríe. El penal fallado por Gaitán es un reflejo del desánimo y la falta de confianza. Meter a Silvera a 15 minutos del final para tratar de corregir el rumbo es ridículo. Jugar agresivo luego de ser cobarde tres cuartas partes del partido. Lo que más me deprime, es que a este técnico novato, inseguro, acobradado y carente de definición en su sistema, le hemos entregado el equipo que nos representa en el Continente. Un equipo que tiene plantel para ser campeón de la Libertadores naufraga por tener en el banco a un joven que ha hecho un gran trabajo en las fuerzas básicas, pero que le falta mucho para hacerse cargo de un cuadro que debe aspirar a ser campeón de América. Me duele mucho todo esto y no se si es demasiado tarde para corregir el rumbo.
K W
Sabedores de que no soy cristiano, asunto que a muchos produce bastante morbo, hay demasiadas personas que me preguntan qué pienso del drama papal. Sin duda esperan una respuesta blasfema y escandalosa. Yo me guardo mis comentarios. No soy católico, hace muchos años que no creo en ningún dios y llevo prácticamente la mitad de mi vida con toda posibilidad de fe borrada de mi pensamiento, así que este asunto no me afecta. Lo que pienso del Vaticano ya le he escrito muchas veces y no voy a repetirlo en este momento. Fernando Vallejo ya escribió lo que yo pienso del Papa en El Desbarrancadero. Haga usted de cuenta que me sacó las palabras de la boca. Ya no necesito repetirlas ni echar más leña al fuego. Por ahora me las ahorro. No le deseo el sufrimiento a nadie. El polaco era un hombre anciano, enfermo, que sin duda sufría mucho. No le deseo a nadie eso. Ahora descansa en paz. La Muerte siempre será una caricia reconfortante.
Insensatez
Horacio Castellanos Moya
TusQuets
Por Daniel Salinas Basave
La primera impresión que me causó la pluma de Castellanos Moya cuando cayó en mis manos una novela suya hace cinco años, fue la de un narrador violento.
Debo aclarar que aquella novela era ?Arma en el hombre?, un caldo de agresiviad extrema dentro de la aparente frialdad de su prosa.
Después leí ?Baile con serpientes? y caí en la cuenta de encontrarme ante un narrador muy inteligente, capaz de derrochar malicia y creatividad.
Como le suele pasar a algunas bandas de heavy metal que comienzan con una línea muy dura y después evolucionan hacia planos más instrospectivos como consecuencia de una supuesta madurez musical, Castellanos Moya parece dejar atrás la crudeza de los textos mencionados y avanzar hacia planos narrativos un tanto más sosegados.
Vaya, antes cada uno de sus párrafos salpicaba sangre y las anécdotas violentas saturaban sus obras y ahora da la impresión de que esa violencia trasciende a atmósferas puramente psicológicas.
Esa impresión me quedó con ?Donde no estén ustedes? y se confirma con su última novela, ?Insensatez?.
Respetando las distancias y con perdón de la odiosa comparación, ?Insensatez? me recordó un poco al ?Corazón de las tinieblas? de Conrad.
El horror se intuye como telón de fondo, pero jamás como una superficie. Los demonios se ocultan tras cada frase, dejan intuir su presencia, se trepan lentamente en la psique del personaje y el lector, pero jamás acaban de brotar.
Eso sí, Castellanos vuelve a ser fiel a Centroamérica como temática y escenario.
?Insensatez? trata sobre un corrector de estilo de nacionalidad salvadoreña que es contratado por el arzobispado guatemalteco para revisar los expedientes sobre la guerra sucia que la dictadura militar orquestó contra el pueblo quiché.
Dicho informe debe ser publicado a la brevedad y nuestro corrector salvadoreño se sumerge en la lectura de escalofriantes testimonios de masacres, torturas y vejaciones de toda clase.
El personaje en cuestión, un patán despreocupado al que únicamente le interesa cobrar sus honorarios y ligar con las voluntarias españolas que trabajan en el arzobispado, comienza a adentrarse en las cientos de páginas que debe corregir, primero con un afán burocrático y chambista, que gradualmente va transformándose en una obsesión y desencadena en franca paranoia.
Como en Conrad, el horror es una sombra, una intuición, un recuerdo, pero aún así es omnipresente.
En cada una de las páginas que revisa el personaje, encuentra testimonios sobre un holocausto que sabe espantosamente real e impune.
Al final, el despreocupado corrector es un poseso de los infiernos individuales que ha leído en cada una de esas páginas en donde, dicho sea de paso, se narran horrores que por desgracia no inventó Castellanos Moya y padecieron decenas de miles de indígenas guatemaltecos.
Eso sí, la novela es leída con rapidez. Por lo que a mí respecta, la comencé a leer cuando un avión despegaba de Monterrey y acabé justocuando aterrizábamos en Tijuana. Poco menos de tres horas en que me quedó un sabor de ¿Y eso fue todo?
Castellanos Moya nunca defrauda, pero prefiero sus tiempos violentos.
FUERA LEO
Esto ya se fue al carajo. En cuestiones futbolísticas soy bastante paciente. Creo en los proyectos a largo plazo y despercio esa manía tan propia del aficionado mexicano de pedir la cabeza del técnico por cualquier mal resultado. Aún cuando en 2003 los Tigres fuimos humillados en aquella negra semifinal, yo me pronuncié por la continuidad de Tuca Ferreti, pues me quedaba claro que había un sistema de juego muy bien definido. Apoyé con todo a Pumpido y me dolió su renuncia, de la cual me enteré en un hotel de Nueva York mientras checaba la página de internet. Me gusta apostar por la continuidad de un técnico, cuando este ha demostrado que sabe lo que está haciendo. Desde un principio me sembró dudas apostar por Leo Álvarez, sin embargo el buen papel en la Pre Libertadores le ganó su voto de confianza. La realidad es que de la era Leo Alvarez sólo son rescatables un par de juegos: El 2 x 0 contra Toluca en Pre Libertadores y el 6x0 contra el mismo equipo hankista en la Liga. Fuera de eso, NADA. Hacía mucho, pero muchísimo que no veía a Tigres jugar tan mal. Con Tuca se jugaba monótono, técnico, sin espectacularidad, pero con una intención firme, clara.y sobre todo efectiva. Pumpido era un derroche de futbol ofensivo, agresivo y contundente que te mantenía al filo hasta el último minuto. ¿Qué he visto con Leo? Un futbol cobarde, indeciso, marrullero, sin definición. Pensé que el juego contra Veracruz era el colmo de lo deprimente, pero lo que ví hoy contra Tecos fue digno de vergüenza. Un equipo plagado de figuras, que juega con todo el camión metido atrás, apostando descarada y cínicamente al 0x0, sin un solo delantero natural, acobardado ante un equipo mediocre como Tecos, con un mocoso irresponsable como Palacios que se hace expulsar y todavía se ríe. El penal fallado por Gaitán es un reflejo del desánimo y la falta de confianza. Meter a Silvera a 15 minutos del final para tratar de corregir el rumbo es ridículo. Jugar agresivo luego de ser cobarde tres cuartas partes del partido. Lo que más me deprime, es que a este técnico novato, inseguro, acobradado y carente de definición en su sistema, le hemos entregado el equipo que nos representa en el Continente. Un equipo que tiene plantel para ser campeón de la Libertadores naufraga por tener en el banco a un joven que ha hecho un gran trabajo en las fuerzas básicas, pero que le falta mucho para hacerse cargo de un cuadro que debe aspirar a ser campeón de América. Me duele mucho todo esto y no se si es demasiado tarde para corregir el rumbo.
K W
Sabedores de que no soy cristiano, asunto que a muchos produce bastante morbo, hay demasiadas personas que me preguntan qué pienso del drama papal. Sin duda esperan una respuesta blasfema y escandalosa. Yo me guardo mis comentarios. No soy católico, hace muchos años que no creo en ningún dios y llevo prácticamente la mitad de mi vida con toda posibilidad de fe borrada de mi pensamiento, así que este asunto no me afecta. Lo que pienso del Vaticano ya le he escrito muchas veces y no voy a repetirlo en este momento. Fernando Vallejo ya escribió lo que yo pienso del Papa en El Desbarrancadero. Haga usted de cuenta que me sacó las palabras de la boca. Ya no necesito repetirlas ni echar más leña al fuego. Por ahora me las ahorro. No le deseo el sufrimiento a nadie. El polaco era un hombre anciano, enfermo, que sin duda sufría mucho. No le deseo a nadie eso. Ahora descansa en paz. La Muerte siempre será una caricia reconfortante.