Los 29 mejores libros que he leído en los últimos seis años.
De niño mucha gente me preguntaba: ¿Quién es tu mejor amigo? ¿Cuál es tu comida favorita? ¿Tu animal favorito? ¿El color que más te gusta? La verdad no me gusta mucho responder a esas preguntas
Últimamente varias personas me han hecho la misma pregunta ¿Cuál ha sido tu libro favorito? Me lo han preguntado mucho y yo me quedo sin respuesta, pues la verdad es que no lo se. La verdad no se si hay un libro favorito. Claro que hay algunos que los tengo elevados a categorías mayores, como el Aleph o el Amadís de Gaula o la Historia del Ojo de Bataille o el mismo Quijote o el Fausto de Goethe, o el Demian de Hesse o la Insoportable levedad del ser de Kundera y tantos otros que leí o me leyeron en la infancia como El corsario negro de Salgari o Moby Dick, por no olvidar novelas de la Revolución, como Tropa vieja o Se llevaron el cañón para Bachimba.
Sin embargo me he puesto a pensar que desde que percibo ingresos estables hace casi nueve años, casi no pasa una semana sin que me compre un libro. Muchos de ellos los agarro por pura y vil intuición. Algunos han sido olvidados para siempre, pero otros han sido muy buenos. Así las cosas, me puse a hacer un repaso de los libros que he leído desde que vivo en Tijuana hace seis años y decidí que hay por lo menos 29 que son en verdad muy buenos y merecen ser releídos varias veces. Aclaro que son sólo libros que he leído en el sexenio 1999-2005, aunque no necesariamente significa que hayan sido escritos en esa época. También aclaro que no quise repetir autores, aunque algunos de ellos tengan dos o tres libros buenísimos.
Así las cosas, este es mi top 29 de libros leídos desde que vivo en Tijuana.
Plata quemada de Ricardo Piglia
Plata quemada es de los libros más inteligentes que han caído en mis manos a lo largo de mi existencia. No me cansaría de releerlo. Absolutamente de primerísima división. Un señor librazo.
Marqués de Sade, una vida, Francine Du Plessix
No es una novela histórica, sino una biografía hecha y derecha, con rigurosa investigación y centenar de fuentes citadas y aún así, me conmovió más que muchísimas engendros novelescos. Pocas veces me había compenetrado en semejante nivel con un personaje.
Las piadosas de Federico Andahazi
La mejor novela gótica de los tiempos modernos que he leído en mi vida. Una novela gótica que a su vez profundiza con astuta ficción sobre uno de los más grandes dilemas de la historia de la literatura de este género. Haga usted de cuenta un Sheridan le Fanú o un Maturin.
Baile con serpientes de Horacio Castellanos Moya
Es ficción pura, pues hasta donde se, las serpientes no hablan y sin embargo es espantosamente realista y su construcción derrocha malicia literaria e inteligencia. Arma en el hombre de este mismo autor, tampoco tiene desperdicio. Es contundente como un plomazo de AK 47.
Con el Diablo en el cuerpo de Esther Cohén
El claro-oscuro de la mentalidad renacentista, plasmado en un ensayo. La sutil, casi imperceptible línea que separa la ciencia de la brujería, lo sacro de lo profano, lo sublime de lo obsceno. Señorón ensayo el de Cohén.
Salón de Belleza de Mario Bellatin
Es el equivalente a la decoración minimalista en literatura. Pura creación de atmósfera, sin una letra de sobra, una estructura perfecta. Flores y Poeta ciego de este mismo autor son igual de buenos. Me costaría decidirme por uno de los tres. En cambio, Perros héroes y Jacobo el Mutante están pa la basura.
Andjela de Vladimir Arsenijevic
Aunque usted no lo crea, lo deprimente acaba por ser bonito, de la misma forma que la traducción del serbio a lenguaje chilango acaba por arrancarte más de una carcajada. Nunca sentí tan profundamente el drama de Yugoslavia como en esta historia.
Sputnik mi amor de Haruki Murakami
No soy muy afecto a las novelas románticas, pero las de Murakami sacan a flote al cursi que hay en mí ¿Cómo carajos no enamorarse de Sumire? Al Sur de la frontera, al Oeste del Sol es también como para regalar en 14 de febrero. Par de librazos pa conquistar corazones.
Por su nombre de Álvaro Uribe
Una prosa obsesivamente perfeccionista. Es tan meticuloso Uribe, que hasta te duele leer sus párrafos por no ensuciar tanta pulcritud prosística.
El país de las últimas cosas de Paul Auster
De entre todas las ficciones postapocalípticas que parió la literatura del Siglo XX, yo le reservaría con gusto un lugarcito a este libro de Auster junto al trono que comparten 1984 y Mundo feliz.
El País, crónicas de un tiempo. Varios
La mejor forma de celebrar los 25 años de El País. Te caiga bien o mal el Grupo Prisa, uno como periodista debe quitarse el sombrero ante 25 señores textos de periodismo narrativo.
Ángeles del abismo de Enrique Serna
La mejor novela picaresca de los tiempos modernos que he leído en mucho tiempo y después de Artemio del Valle Arispe, la mejor ficción sobre el México virreinal que me fletado en mi vida.
La falsa pista de Henning Mankell
Este sueco me devolvió el placer por la novela policíaca en estado puro, al estilo Conan Doyle. No es thriller ni novela negra. Es la fe absoluta en el arte de la deducción y el detalle. Casi todas las novelas de este sueco me agradan.
Entre hombres de Germán Maggiori
Esta es novela color negro azabache. Blacker than Darkness. La ficción más cruda sobre la decadencia del menemismo y el retrato más puerco de Buenos Aires que se ha pintado en los 90.
El jardín de las dudas de Fernando Savater
En este epistolario ficticio entre Voltaire y una aristócrata española, el filósofo de San Sebastián concreta la más contundente declaración de principios a favor de la filosofía de La Ilustración.
Inquieta compañía de Carlos Fuentes
Sí, puedes odiar a este señor, considerarlo un mercenario de las letras y afirmar que nunca volverá a escribir algo como La región más transparente, pero Inquieta compañía, con todo y sus errores, me devolvió el amor por Fuentes y hasta me hizo recordar el olor de Aura.
Estrella de la calle sexta de Luis Humberto Crosthwaite
Ya he dicho que a Tijuana le falta su novela macro. La micro ya existe. Dentro de toda esta obsesión enfermiza por definir la metafísica de la tijuanería que priva entre nosotros, yo encontré en El Gran Pretender y Estrella de la calle sexta, los relatos de sangre más absolutamente tijuanera que se han parido. Al menos yo no he leído otros iguales.
Siempre es medianoche de Haniff Kureishi
El terriblemente absurdo drama de la cotidiana vida adulta se encuentra condensado en estos relatos. El autor que mejor capta la esencia y el olor de esta cuesta arriba que inicia a los 30.
Nietzsche, biografía de su pensamiento de Rudgier Safransky
Si en la adolescencia me creí que ya sabía todo sobre el buen Federico, Safransky me hizo redescubrirlo, reinventarlo y hasta tomarle cariño.
Sostiene Pereira de Antonio Tabucchi
Que seductora puede llegar la sencillez en el arte de narrar. Cuánta furia puede haber en un pequeño acto de rebelión Yo sostengo.
Éxtasis de Irvine Welsh
No me gusta la onda rave, ni los ravers, ni las tachas ni los dj beyondeados, pero debo admitir que Welsh es algo más que un chicle de subcultura pop y es en realidad un escritor ágil, malicioso y atiborrado de ingenio.
De los niños nada se sabe de Simona Vinci
De la inocente dulzura a la extrema brutalidad. Para tocar el tema de la pornografía infantil no tienes porque manchar tus páginas de guarradas. Pregúntale a Simona Vinci.
13, 99 euros de Frederic Beigdber
Si algún día has odiado la publicidad, esta es su antibiblia. Una de las revelaciones más horrorosas del Apocalipsis publicitario que habitamos. Un libro cínico.
El desbarrancadero de Fernando Vallejo
A veces el nihilismo acaba por volverse tierno. Vallejo tiene el manual perfecto para ser un perfecto misántropo con sentido del humor.
Trilogía sucia de La Habana de Pedro Juan Gutiérrez
Ya he dicho que no me gustan los bukowskianos, pero este irreverente habanero deja muy chiquito al gordo borracho de Los Ángeles. Cuanta pinche desfachatez y humor negro con sabor a ron barato y puro de contrabando.
El año de la muerte de Ricardo Reis de José Saramago
Pessoa conquista. Pessoa seduce. Muchos oportunistas se han acercado a disertar sobre él. Saramago jugó con su mito, puso a platicar a sus fantasmas y de la conversación brotó un libro inolvidable.
Satanás de Mario Mendoza
Si fuera un poco cruel, diría que es la versión colombiana del Exorcista algo así El Príncipe de las Tinieblas bailando vallenato, pero la realidad es que con todo y su niña posesa y su predecible asesino serial, Mendoza se discutió con una muy buena novela.
Las caras y las máscaras de Eduardo Galeano
Los tres volúmenes que integran esta historia izquierdista de América, son un banquete de la mejor prosa poética. También el más trasnochado y obsoleto izquierdismo puede parir poesía en estado casi puro
Cuentos de futbol, compilación de Jorge Valdano
La combinación de futbol y literatura es simplemente irresistible para mí. Cuando la pluma es que quien patea la pelota, pueden anotarse goles inolvidables como este.
Y bueno, de seguro hay 10 o 20 libros más que sin duda me han emocionado mucho en estos seis años, pero por alguna razón no los recuerdo en este preciso instante. Por lo pronto, estos 29 gozan de mi más absoluta y sincera recomendación.
De niño mucha gente me preguntaba: ¿Quién es tu mejor amigo? ¿Cuál es tu comida favorita? ¿Tu animal favorito? ¿El color que más te gusta? La verdad no me gusta mucho responder a esas preguntas
Últimamente varias personas me han hecho la misma pregunta ¿Cuál ha sido tu libro favorito? Me lo han preguntado mucho y yo me quedo sin respuesta, pues la verdad es que no lo se. La verdad no se si hay un libro favorito. Claro que hay algunos que los tengo elevados a categorías mayores, como el Aleph o el Amadís de Gaula o la Historia del Ojo de Bataille o el mismo Quijote o el Fausto de Goethe, o el Demian de Hesse o la Insoportable levedad del ser de Kundera y tantos otros que leí o me leyeron en la infancia como El corsario negro de Salgari o Moby Dick, por no olvidar novelas de la Revolución, como Tropa vieja o Se llevaron el cañón para Bachimba.
Sin embargo me he puesto a pensar que desde que percibo ingresos estables hace casi nueve años, casi no pasa una semana sin que me compre un libro. Muchos de ellos los agarro por pura y vil intuición. Algunos han sido olvidados para siempre, pero otros han sido muy buenos. Así las cosas, me puse a hacer un repaso de los libros que he leído desde que vivo en Tijuana hace seis años y decidí que hay por lo menos 29 que son en verdad muy buenos y merecen ser releídos varias veces. Aclaro que son sólo libros que he leído en el sexenio 1999-2005, aunque no necesariamente significa que hayan sido escritos en esa época. También aclaro que no quise repetir autores, aunque algunos de ellos tengan dos o tres libros buenísimos.
Así las cosas, este es mi top 29 de libros leídos desde que vivo en Tijuana.
Plata quemada de Ricardo Piglia
Plata quemada es de los libros más inteligentes que han caído en mis manos a lo largo de mi existencia. No me cansaría de releerlo. Absolutamente de primerísima división. Un señor librazo.
Marqués de Sade, una vida, Francine Du Plessix
No es una novela histórica, sino una biografía hecha y derecha, con rigurosa investigación y centenar de fuentes citadas y aún así, me conmovió más que muchísimas engendros novelescos. Pocas veces me había compenetrado en semejante nivel con un personaje.
Las piadosas de Federico Andahazi
La mejor novela gótica de los tiempos modernos que he leído en mi vida. Una novela gótica que a su vez profundiza con astuta ficción sobre uno de los más grandes dilemas de la historia de la literatura de este género. Haga usted de cuenta un Sheridan le Fanú o un Maturin.
Baile con serpientes de Horacio Castellanos Moya
Es ficción pura, pues hasta donde se, las serpientes no hablan y sin embargo es espantosamente realista y su construcción derrocha malicia literaria e inteligencia. Arma en el hombre de este mismo autor, tampoco tiene desperdicio. Es contundente como un plomazo de AK 47.
Con el Diablo en el cuerpo de Esther Cohén
El claro-oscuro de la mentalidad renacentista, plasmado en un ensayo. La sutil, casi imperceptible línea que separa la ciencia de la brujería, lo sacro de lo profano, lo sublime de lo obsceno. Señorón ensayo el de Cohén.
Salón de Belleza de Mario Bellatin
Es el equivalente a la decoración minimalista en literatura. Pura creación de atmósfera, sin una letra de sobra, una estructura perfecta. Flores y Poeta ciego de este mismo autor son igual de buenos. Me costaría decidirme por uno de los tres. En cambio, Perros héroes y Jacobo el Mutante están pa la basura.
Andjela de Vladimir Arsenijevic
Aunque usted no lo crea, lo deprimente acaba por ser bonito, de la misma forma que la traducción del serbio a lenguaje chilango acaba por arrancarte más de una carcajada. Nunca sentí tan profundamente el drama de Yugoslavia como en esta historia.
Sputnik mi amor de Haruki Murakami
No soy muy afecto a las novelas románticas, pero las de Murakami sacan a flote al cursi que hay en mí ¿Cómo carajos no enamorarse de Sumire? Al Sur de la frontera, al Oeste del Sol es también como para regalar en 14 de febrero. Par de librazos pa conquistar corazones.
Por su nombre de Álvaro Uribe
Una prosa obsesivamente perfeccionista. Es tan meticuloso Uribe, que hasta te duele leer sus párrafos por no ensuciar tanta pulcritud prosística.
El país de las últimas cosas de Paul Auster
De entre todas las ficciones postapocalípticas que parió la literatura del Siglo XX, yo le reservaría con gusto un lugarcito a este libro de Auster junto al trono que comparten 1984 y Mundo feliz.
El País, crónicas de un tiempo. Varios
La mejor forma de celebrar los 25 años de El País. Te caiga bien o mal el Grupo Prisa, uno como periodista debe quitarse el sombrero ante 25 señores textos de periodismo narrativo.
Ángeles del abismo de Enrique Serna
La mejor novela picaresca de los tiempos modernos que he leído en mucho tiempo y después de Artemio del Valle Arispe, la mejor ficción sobre el México virreinal que me fletado en mi vida.
La falsa pista de Henning Mankell
Este sueco me devolvió el placer por la novela policíaca en estado puro, al estilo Conan Doyle. No es thriller ni novela negra. Es la fe absoluta en el arte de la deducción y el detalle. Casi todas las novelas de este sueco me agradan.
Entre hombres de Germán Maggiori
Esta es novela color negro azabache. Blacker than Darkness. La ficción más cruda sobre la decadencia del menemismo y el retrato más puerco de Buenos Aires que se ha pintado en los 90.
El jardín de las dudas de Fernando Savater
En este epistolario ficticio entre Voltaire y una aristócrata española, el filósofo de San Sebastián concreta la más contundente declaración de principios a favor de la filosofía de La Ilustración.
Inquieta compañía de Carlos Fuentes
Sí, puedes odiar a este señor, considerarlo un mercenario de las letras y afirmar que nunca volverá a escribir algo como La región más transparente, pero Inquieta compañía, con todo y sus errores, me devolvió el amor por Fuentes y hasta me hizo recordar el olor de Aura.
Estrella de la calle sexta de Luis Humberto Crosthwaite
Ya he dicho que a Tijuana le falta su novela macro. La micro ya existe. Dentro de toda esta obsesión enfermiza por definir la metafísica de la tijuanería que priva entre nosotros, yo encontré en El Gran Pretender y Estrella de la calle sexta, los relatos de sangre más absolutamente tijuanera que se han parido. Al menos yo no he leído otros iguales.
Siempre es medianoche de Haniff Kureishi
El terriblemente absurdo drama de la cotidiana vida adulta se encuentra condensado en estos relatos. El autor que mejor capta la esencia y el olor de esta cuesta arriba que inicia a los 30.
Nietzsche, biografía de su pensamiento de Rudgier Safransky
Si en la adolescencia me creí que ya sabía todo sobre el buen Federico, Safransky me hizo redescubrirlo, reinventarlo y hasta tomarle cariño.
Sostiene Pereira de Antonio Tabucchi
Que seductora puede llegar la sencillez en el arte de narrar. Cuánta furia puede haber en un pequeño acto de rebelión Yo sostengo.
Éxtasis de Irvine Welsh
No me gusta la onda rave, ni los ravers, ni las tachas ni los dj beyondeados, pero debo admitir que Welsh es algo más que un chicle de subcultura pop y es en realidad un escritor ágil, malicioso y atiborrado de ingenio.
De los niños nada se sabe de Simona Vinci
De la inocente dulzura a la extrema brutalidad. Para tocar el tema de la pornografía infantil no tienes porque manchar tus páginas de guarradas. Pregúntale a Simona Vinci.
13, 99 euros de Frederic Beigdber
Si algún día has odiado la publicidad, esta es su antibiblia. Una de las revelaciones más horrorosas del Apocalipsis publicitario que habitamos. Un libro cínico.
El desbarrancadero de Fernando Vallejo
A veces el nihilismo acaba por volverse tierno. Vallejo tiene el manual perfecto para ser un perfecto misántropo con sentido del humor.
Trilogía sucia de La Habana de Pedro Juan Gutiérrez
Ya he dicho que no me gustan los bukowskianos, pero este irreverente habanero deja muy chiquito al gordo borracho de Los Ángeles. Cuanta pinche desfachatez y humor negro con sabor a ron barato y puro de contrabando.
El año de la muerte de Ricardo Reis de José Saramago
Pessoa conquista. Pessoa seduce. Muchos oportunistas se han acercado a disertar sobre él. Saramago jugó con su mito, puso a platicar a sus fantasmas y de la conversación brotó un libro inolvidable.
Satanás de Mario Mendoza
Si fuera un poco cruel, diría que es la versión colombiana del Exorcista algo así El Príncipe de las Tinieblas bailando vallenato, pero la realidad es que con todo y su niña posesa y su predecible asesino serial, Mendoza se discutió con una muy buena novela.
Las caras y las máscaras de Eduardo Galeano
Los tres volúmenes que integran esta historia izquierdista de América, son un banquete de la mejor prosa poética. También el más trasnochado y obsoleto izquierdismo puede parir poesía en estado casi puro
Cuentos de futbol, compilación de Jorge Valdano
La combinación de futbol y literatura es simplemente irresistible para mí. Cuando la pluma es que quien patea la pelota, pueden anotarse goles inolvidables como este.
Y bueno, de seguro hay 10 o 20 libros más que sin duda me han emocionado mucho en estos seis años, pero por alguna razón no los recuerdo en este preciso instante. Por lo pronto, estos 29 gozan de mi más absoluta y sincera recomendación.