Sobre Tercera Nación y otras formas de esterilidad
Con aburrimiento y desatención he seguido los debates que se han generado en torno al tema de Tijuana Tercera Nación, a los que algunos blogueros han destinado tanta energía. Poco o nada se puede extraer de una discusión tan estéril. En lo personal, lo poco que he visto, o lo que creó que son las obras que conforman esa exposición, casi nada me dicen. Me confieso un ignorante en materia de arte y honestamente tiendo más al clasicismo antes que a la experimentación. Hay obras de arte que me dicen mucho e incluso me inspiran. Francisco de Goya y Lucientes es un ejemplo de ello. Por lo que a Tercera Nación se refiere, o al menos a los murales que colocaron en el Río Tijuana, la realidad es que nada me produjo y mira que todos mis días hábiles cruzo por esos puentes y contemplo ese río asfaltado.
Que si refleja o no la realidad de la frontera, que si el compromiso con los migrantes, que si la contracultura. Bla, bala, bala. Si de algo estoy seguro, es que los migrantes son los menos interesados en que una exposición vaya de Tijuana a España, o en que intelectuales con complejo de guerrilleros se den a la tarea de bombardearla con dardos verborreícos. Con o sin exposición, con o sin cuadros, con o sin compromiso político de los artistas multidisciplinarios que se dicen defensores de causas populares, los migrantes seguirán cruzando, seguirán muriendo y los sobrevivientes trabajarán en condiciones de esclavitud en el vecino país ajenos absolutamente a los debates imbéciles de los seres cultos. Que los teorreicos de seudo izquierda se rasguen sus vestiduras, corten sus venas, proclamen huelgas y ataquen la exposición por prostituir u ocultar la cruel realidad de la frontera, no va a cambiar en un ápice las circunstancias de este éxodo. Que los artistas multidisciplinarios beban buen vino en el Museo Reina Sofía y se regodeen paseando por el Parque El Retiro mientras se sienten importantes y contraculturales tampoco va a cambiar en nada su suerte. Es más, en todo el tiempo que se ha invertido a esta guerrita epistolar en los medios, varios cientos de migrantes han sido deportados, otros han muerto y en el preciso instante en que el ocioso de mí redacta estos desvaríos, hay varios cientos en La Rumorosa o en el desierto de Altar intentando burlar a la Patrulla Fronteriza.
Hoy más que nunca, me queda claro que el arte debe olvidarse de pretensiones mesiánicas o guerrilleras y limitarse tan honestamente como sea posible a jugar su pendejito papel de heraldo del ocio y la frivolidad. Nunca resulta tan ridículo un artista como cuando pretende proclamarse redentor social.
Y por cierto...
A mí me tocó cubrir la inauguración de dicha exposición el 20 de abril de 2004 en el Cecut. Bueno, en realidad no cubrí el lanzamiento de Tercera Nación, sino la visita del Presidente Vicente Fox y mi nota de portada, que salió publicada el día de mi cumpleaños 21 de abril, no fue sobre el evento, sino sobre una frase inmortal y contundente pronunciada por nuestro mandatario. Como si quisiera remarcar en letras de oro la inmensidad del absurdo de esa broma llamada Tercera Nación, Fox Quesada, sin venir al caso y saliéndose totalmente del tema, pronunció en aquella ocasión su inolvidable y célebre frase:
TIJUANA ES UN EJEMPLO A NIVEL NACIONAL DE SEGURIDAD
Me fue imposible reprimir una honesta carcajada. Creo que nunca en mis once años de trayectoria en los medios y con hartas giras presidenciales cubiertas, había sido una ironía la que desbancara en la jerarquía noticiosa a todo el resto de la información generada en ese día memorable. Sólo por eso recuerdo a Tercera Nación.
Nortec
Aunque musicalmente fui formado en el metal y moriré en el metal, ello no me impide apreciar otras expresiones musicales y reconocer cuando hay profundidad, calidad y autenticidad en ellas.
En ese sentido, creo que la propuesta del colectivo Nortec es por mucho el fenómeno musical más trascendente y auténtico que se ha generado en la Tijuana contemporánea.
No coincido en absoluto con quines han querido equipararlo con la frivolidad de Tercera Nación. Lo que el coelectivo hace, me queda muy claro, se cuece totalmente aparte y no necesita de mecenas artísticos con chequera abierta.
Tampoco coincido con los señalamientos que hace mi buen colega Fausto Panter en torno a estos músicos.
Nortec ha llegado al gran nivel en que se encuentra gracias únicamente al esfuerzo y la creatividad de sus integrantes.
Lo que han construido hasta la fecha, que es bastante, es consecuencia de sus méritos propios. Su buen trabajo les ha costado.
Su propuesta es original y a diferencia de lo que sucede con otras manifestaciones artísticas de nuestra ciudad, me parece que es la que refleja de una manera más auténtica la esencia actual de Tijuana.
No han recibido hasta la fecha ningún tipo de apoyo estilo Televisa ni han tenido que prostituir sus ideas musicales por un buen contrato. Eso en el mundo de la música, me consta, muy pocas personas pueden presumirlo. Además, no es fácil hacer masiva una música casi en su totalidad instrumental. Los contratos exigen productos pop debidamente masticables y Nortec dista mucho de ser un producto de fast food musical. Dentro del mundo del rock, he visto a demasiada gente transformarse en viles putas del nu metal a cambio de unos centavos de MTV. Luego entonces, es un mérito que Nortec sea fiel a su propuesta.
Como habitante de Tijuana, me siento en verdad contento de ver que una creación musical auténtica nacida en esta ciudad, esté triunfando en el mundo.
Con aburrimiento y desatención he seguido los debates que se han generado en torno al tema de Tijuana Tercera Nación, a los que algunos blogueros han destinado tanta energía. Poco o nada se puede extraer de una discusión tan estéril. En lo personal, lo poco que he visto, o lo que creó que son las obras que conforman esa exposición, casi nada me dicen. Me confieso un ignorante en materia de arte y honestamente tiendo más al clasicismo antes que a la experimentación. Hay obras de arte que me dicen mucho e incluso me inspiran. Francisco de Goya y Lucientes es un ejemplo de ello. Por lo que a Tercera Nación se refiere, o al menos a los murales que colocaron en el Río Tijuana, la realidad es que nada me produjo y mira que todos mis días hábiles cruzo por esos puentes y contemplo ese río asfaltado.
Que si refleja o no la realidad de la frontera, que si el compromiso con los migrantes, que si la contracultura. Bla, bala, bala. Si de algo estoy seguro, es que los migrantes son los menos interesados en que una exposición vaya de Tijuana a España, o en que intelectuales con complejo de guerrilleros se den a la tarea de bombardearla con dardos verborreícos. Con o sin exposición, con o sin cuadros, con o sin compromiso político de los artistas multidisciplinarios que se dicen defensores de causas populares, los migrantes seguirán cruzando, seguirán muriendo y los sobrevivientes trabajarán en condiciones de esclavitud en el vecino país ajenos absolutamente a los debates imbéciles de los seres cultos. Que los teorreicos de seudo izquierda se rasguen sus vestiduras, corten sus venas, proclamen huelgas y ataquen la exposición por prostituir u ocultar la cruel realidad de la frontera, no va a cambiar en un ápice las circunstancias de este éxodo. Que los artistas multidisciplinarios beban buen vino en el Museo Reina Sofía y se regodeen paseando por el Parque El Retiro mientras se sienten importantes y contraculturales tampoco va a cambiar en nada su suerte. Es más, en todo el tiempo que se ha invertido a esta guerrita epistolar en los medios, varios cientos de migrantes han sido deportados, otros han muerto y en el preciso instante en que el ocioso de mí redacta estos desvaríos, hay varios cientos en La Rumorosa o en el desierto de Altar intentando burlar a la Patrulla Fronteriza.
Hoy más que nunca, me queda claro que el arte debe olvidarse de pretensiones mesiánicas o guerrilleras y limitarse tan honestamente como sea posible a jugar su pendejito papel de heraldo del ocio y la frivolidad. Nunca resulta tan ridículo un artista como cuando pretende proclamarse redentor social.
Y por cierto...
A mí me tocó cubrir la inauguración de dicha exposición el 20 de abril de 2004 en el Cecut. Bueno, en realidad no cubrí el lanzamiento de Tercera Nación, sino la visita del Presidente Vicente Fox y mi nota de portada, que salió publicada el día de mi cumpleaños 21 de abril, no fue sobre el evento, sino sobre una frase inmortal y contundente pronunciada por nuestro mandatario. Como si quisiera remarcar en letras de oro la inmensidad del absurdo de esa broma llamada Tercera Nación, Fox Quesada, sin venir al caso y saliéndose totalmente del tema, pronunció en aquella ocasión su inolvidable y célebre frase:
TIJUANA ES UN EJEMPLO A NIVEL NACIONAL DE SEGURIDAD
Me fue imposible reprimir una honesta carcajada. Creo que nunca en mis once años de trayectoria en los medios y con hartas giras presidenciales cubiertas, había sido una ironía la que desbancara en la jerarquía noticiosa a todo el resto de la información generada en ese día memorable. Sólo por eso recuerdo a Tercera Nación.
Nortec
Aunque musicalmente fui formado en el metal y moriré en el metal, ello no me impide apreciar otras expresiones musicales y reconocer cuando hay profundidad, calidad y autenticidad en ellas.
En ese sentido, creo que la propuesta del colectivo Nortec es por mucho el fenómeno musical más trascendente y auténtico que se ha generado en la Tijuana contemporánea.
No coincido en absoluto con quines han querido equipararlo con la frivolidad de Tercera Nación. Lo que el coelectivo hace, me queda muy claro, se cuece totalmente aparte y no necesita de mecenas artísticos con chequera abierta.
Tampoco coincido con los señalamientos que hace mi buen colega Fausto Panter en torno a estos músicos.
Nortec ha llegado al gran nivel en que se encuentra gracias únicamente al esfuerzo y la creatividad de sus integrantes.
Lo que han construido hasta la fecha, que es bastante, es consecuencia de sus méritos propios. Su buen trabajo les ha costado.
Su propuesta es original y a diferencia de lo que sucede con otras manifestaciones artísticas de nuestra ciudad, me parece que es la que refleja de una manera más auténtica la esencia actual de Tijuana.
No han recibido hasta la fecha ningún tipo de apoyo estilo Televisa ni han tenido que prostituir sus ideas musicales por un buen contrato. Eso en el mundo de la música, me consta, muy pocas personas pueden presumirlo. Además, no es fácil hacer masiva una música casi en su totalidad instrumental. Los contratos exigen productos pop debidamente masticables y Nortec dista mucho de ser un producto de fast food musical. Dentro del mundo del rock, he visto a demasiada gente transformarse en viles putas del nu metal a cambio de unos centavos de MTV. Luego entonces, es un mérito que Nortec sea fiel a su propuesta.
Como habitante de Tijuana, me siento en verdad contento de ver que una creación musical auténtica nacida en esta ciudad, esté triunfando en el mundo.