Borges, Estela y El Aleph
Afirma Tomás Eloy Martínez, que en un café de Buenos Aires, en la esquina de las calles de Chile y Tacuarí, Borges escribió en inglés cartas de amor desesperadas a Estela Canto, a la que tantas veces propuso matrimonio.
Alguien en los decálogos publicados en Hipertextos, expresó que la literatura es una pésima receta para tratar de seducir a una mujer. Coincido absolutamente con él. Borges dedicó a Estela Canto una obra superior: El Aleph. Pues bien, ni siquiera la que muchos consideran la obra cumbre de la literatura contemporánea pudo seducir a esta mujer.
Tal vez muchas ridículas tarjetas de San Valentín compradas en Sanborns hayan sido efectivas armas para robarle el primer beso a una damita. Pues bien, a Borges no le bastó ni El Aleph para lograr su objetivo. La literatura puede ser pésima seductora.
Durante los meses en que escribió El Aleph, Borges se dio a la tarea de leer a Dante aún con más fervor que el habitual. Casi todo mundo coincide en que Beatriz Viterbo es Estela Canto. Nos dice Tomás Eloy que Borges deseo que Estela Canto fuera para él como Beatriz con Dante y lo llevara a recorrer el paraíso que en este caso sería El Aleph, el punto en el espacio ubicado en el escalón número 19 en descenso en el sótano de la casa de la Calle Garay en donde pueden contemplarse de una sola vez todos los lugares e instantes de la Historia del Universo.
Pero en la realidad, lo de Borges con Estela tiene tintes cómicos. Un día de 1944, en un banco del Parque Lezama, Jorge Luis Borges besó por vez primera a Estela Canto. Debe haber sido, supongo, un beso torpe, propio de un niño de secundaria. Aunque Borges contaba para entonces con 44 añitos de edad, su complejo edípico y su naturaleza en apariencia asexual, lo mantenían como un inexperto absoluto en los terruños del amor carnal. No es descabellado pensar que ese haya sido el primer beso de Borges.
Pero tan mala suerte tuvo el autor de Otras inquisiciones, que ese primer beso le costó ser víctima del catolicismo feroz de Hugo Wast, ministro de Justicia, que ordenaba a la Policía detener a toda aquella pareja que fuera sorprendida besándose en la calle. Así las cosas, el casto e inocente Borges y su amada Estela fueron llevados a conocer los infiernos de una celda de la comisaría en donde pasaron la madrugada encerrados con vagabundos, pendencieros y borrachines.
Anarquismo bloguero
(En torno a la despedida de Nachón)
A menudo me han preguntado qué es lo que más me gusta de la blogósfera. Yo respondo que lo más bello de todo este Universo cibernético, licuadora de pasiones, anhelos y miserias humanas, es su anarquismo. El blog vive en estos momentos ese éxtasis único que brota de los movimientos nacientes. Es la belleza mostrada por el rostro de lo espontáneo, de aquello que no ha sido prostituido, reglamentado, encajonado en las fauces de un absurdo sistema. El blog es preciosamente anarquista y espero lo sea durante mucho tiempo. La supervivencia del comunismo primitivo al que alude Rousseau en el comienzo del Contrato Social suele ser corta, las más de las veces por la naturaleza lobuna del hombre leviatánico. El hombre nace bueno, nos dice Rousseau, pero el Leviatán de Hobbes brota de inmediato a imponer barreras, reglas y cadenas.
Pues bien, en la blogósfera aún no existe el Leviatán. La blogósfera vive su dulce anarquismo, tal vez no exactamente como Bakunin y Kropotkin lo concibieron, pero es al fin y al cabo una comunidad anarquista.
De entrada es gratuito y no exige requisitos de ingreso ni examen de admisión. Basta tener enfrente una computadora. Nadie ha señalado lo que se debe o no se debe escribir en un blog o los motivos, metas y fines que se deben procurar con su elaboración. He escuchado a mucha gente quejarse de que la mayoría de los blogueros se han dado a la tarea de llevar este universo al colmo de la banalidad, de hacer de estos espacios un rincón de vulgaridades, ataques personales y bajas pasiones que prostituyen su esencia. Y yo les pregunto entonces: ¿Me podrían decir por ventura cuál es la esencia de un blog? ¿Qué se supone que uno debe lograr con una pagina como estas? ¿Son ustedes quiénes determinan lo que se debe y no se debe escribir?
El blog es de quien lo trabaja y cada quien sabe lo que hace con él. Si lo quieres utilizar para escribir todos los días oraciones y alabanzas a Dios, adelante. Si lo quieres utilizar para describir con lujo de detalles las delicias de la zoofilia y el sadomasoquismo, se feliz. Si lo quieres destinar a mandarle recaditos a la niña ke te gusta de la sekundaria, pues ojalá la conquistes. Si en el blog buscas publicar una obra sublime que supere al Quijote, a la Iliada y a la Divina Comedia, pon empeño en tu tarea. Si por medio del blog crees que llegarás a disertaciones filosóficas propias de un Aristóteles cibernético y transformarás el destino de la humanidad, te deseamos suerte. Si el blog es tu medio favorito para cagarte de la risa de los demás y divertirte como enano mientras les mientas la madre, pues diviértete y ríe, que nadie te lo impide. Por fortuna tú puedes hacer lo que tú quieras con tú blog y no hay una estúpida constitución o reglamento interno que te diga lo que debes y no debes hacer.
Aceptar y defender el anarquismo bloguero tiene sus riesgos, sin embargo si has entrado en este Universo, lo más recomendable (que no la ley, pues aquí no hay leyes) es aceptarlos.
A mí, que me han colgado tantas veces el chaleco de racista e intolerante, me parece que nadie tiene derecho a decirle a otra persona lo que debe o no debe hacer con su blog. Si de pronto se constituyera un blog cuyo único fin fuera dedicarse de tiempo completo a insultarme, ni siquiera me pasaría por la cabeza intentar bloquearlo o exigirle que se vaya de la blogósfera. Yo ya sabré cómo me defiendo. Todo blog tiene derecho a existir. Si mi tag llevara un año lleno de insultos, mentadas y amenazas, no me sentiría con la autoridad moral para exigirle a alguien que deje de visitarlo. Si yo abrí ese espacio invitando a los posibles lectores a que se expresen, sería el colmo que trate de callarlos o que les diga cómo quiero yo que se expresen.
El mundo se ha podrido porque siempre surgen dictadores, profetas, credos políticos y religiones que tratan de hacer a la humanidad a su imagen y semejanza. Tal vez en el fuero interno de muchas personas haya una visión idílica de lo que debe ser un blog y crean que todo aquello que se aparte de dicho idilio merece ser descalificado. Por fortuna en este Universo todavía no hay quien imponga sus reglas. Ojalá nunca haya las imponga. Dejen que en los terruños de los teorreicos y sus editoriales gobierne el látigo de la censura y sean las leyes de mercado las que determinen lo que se publica y no se publica. Aquí por fortuna todavía hay anarquía y todo es publicable.
Me da tristeza que Fernando Nachón haya decidido abandonar la blogósfera. Siempre sostendré que sus libros se adelantaron a la época de lo políticamente incorrecto en México y que su originalidad, cultura y sentido del humor superan a muchos seudo punks literarios que se dicen gruexos mientras ceden como putas a las exigencias de sus padrotes editoriales. Me dio gusto encontrar a Nachón en este Universo cibernético y lamento en verdad que se vaya, pero no puedo impedirlo. Cerrar un blog es parte de este anarquismo bloguero. Todos los días nacen y mueren blogs. Es una lástima que el de Nachón decida firmar el acta de defunción de su espacio, pero me queda muy claro que la suya es una decisión personalísima. Nadie lo obliga a hacer esto. ¿Qué pienso de este pleito? Lo que debe sostener todo ahijado de Voltaire. Me he cansado de repetir hasta la saciedad la máxima del libre pensador: Podré estar totalmente en contra de lo que dices, pero defenderé hasta la muerte el derecho que tienes de expresarlo. Manuel Lomelí y Beam tienen tanto derecho como Nachón a tener un blog y a expresarse en él como les venga en gana y me queda claro que ellos no han obligado a nadie ni técnica ni moralmente a abandonar este Universo. Nachón sabrá las razones de su decisión, aunque en lo personal la considero incorrecta.
Por lo que a mí respecta jamás dejaría la blogósfera por más insultos o descalificaciones que recibiera. Por causa del blog, en mi trabajo se han recibido cartas de gente que ha exigido me pongan un alto y otras personas me han retirado el habla o se han convertido en mis enemigos por lo que aquí escribo. Así de intolerante el mundo en que vivimos. Algunos se han divertido con insultos y descalificaciones en mi contra. Yo me río y lo asumo como parte de esta bella anarquía. Yo no voy a irme de la blogósfera por esa causa.
Pero el día en que alguien imponga el manual de urbanidad y buenas costumbres de la blogósfera, el día que alguien promulgue la Constitución del Blog, el día que alguien reglamente qué es lo que puedo y lo que no puedo escribir aquí, el día en que una ley me impida expresar en este espacio algo de tal o cuál manera, ese día me largaré de aquí.
Afirma Tomás Eloy Martínez, que en un café de Buenos Aires, en la esquina de las calles de Chile y Tacuarí, Borges escribió en inglés cartas de amor desesperadas a Estela Canto, a la que tantas veces propuso matrimonio.
Alguien en los decálogos publicados en Hipertextos, expresó que la literatura es una pésima receta para tratar de seducir a una mujer. Coincido absolutamente con él. Borges dedicó a Estela Canto una obra superior: El Aleph. Pues bien, ni siquiera la que muchos consideran la obra cumbre de la literatura contemporánea pudo seducir a esta mujer.
Tal vez muchas ridículas tarjetas de San Valentín compradas en Sanborns hayan sido efectivas armas para robarle el primer beso a una damita. Pues bien, a Borges no le bastó ni El Aleph para lograr su objetivo. La literatura puede ser pésima seductora.
Durante los meses en que escribió El Aleph, Borges se dio a la tarea de leer a Dante aún con más fervor que el habitual. Casi todo mundo coincide en que Beatriz Viterbo es Estela Canto. Nos dice Tomás Eloy que Borges deseo que Estela Canto fuera para él como Beatriz con Dante y lo llevara a recorrer el paraíso que en este caso sería El Aleph, el punto en el espacio ubicado en el escalón número 19 en descenso en el sótano de la casa de la Calle Garay en donde pueden contemplarse de una sola vez todos los lugares e instantes de la Historia del Universo.
Pero en la realidad, lo de Borges con Estela tiene tintes cómicos. Un día de 1944, en un banco del Parque Lezama, Jorge Luis Borges besó por vez primera a Estela Canto. Debe haber sido, supongo, un beso torpe, propio de un niño de secundaria. Aunque Borges contaba para entonces con 44 añitos de edad, su complejo edípico y su naturaleza en apariencia asexual, lo mantenían como un inexperto absoluto en los terruños del amor carnal. No es descabellado pensar que ese haya sido el primer beso de Borges.
Pero tan mala suerte tuvo el autor de Otras inquisiciones, que ese primer beso le costó ser víctima del catolicismo feroz de Hugo Wast, ministro de Justicia, que ordenaba a la Policía detener a toda aquella pareja que fuera sorprendida besándose en la calle. Así las cosas, el casto e inocente Borges y su amada Estela fueron llevados a conocer los infiernos de una celda de la comisaría en donde pasaron la madrugada encerrados con vagabundos, pendencieros y borrachines.
Anarquismo bloguero
(En torno a la despedida de Nachón)
A menudo me han preguntado qué es lo que más me gusta de la blogósfera. Yo respondo que lo más bello de todo este Universo cibernético, licuadora de pasiones, anhelos y miserias humanas, es su anarquismo. El blog vive en estos momentos ese éxtasis único que brota de los movimientos nacientes. Es la belleza mostrada por el rostro de lo espontáneo, de aquello que no ha sido prostituido, reglamentado, encajonado en las fauces de un absurdo sistema. El blog es preciosamente anarquista y espero lo sea durante mucho tiempo. La supervivencia del comunismo primitivo al que alude Rousseau en el comienzo del Contrato Social suele ser corta, las más de las veces por la naturaleza lobuna del hombre leviatánico. El hombre nace bueno, nos dice Rousseau, pero el Leviatán de Hobbes brota de inmediato a imponer barreras, reglas y cadenas.
Pues bien, en la blogósfera aún no existe el Leviatán. La blogósfera vive su dulce anarquismo, tal vez no exactamente como Bakunin y Kropotkin lo concibieron, pero es al fin y al cabo una comunidad anarquista.
De entrada es gratuito y no exige requisitos de ingreso ni examen de admisión. Basta tener enfrente una computadora. Nadie ha señalado lo que se debe o no se debe escribir en un blog o los motivos, metas y fines que se deben procurar con su elaboración. He escuchado a mucha gente quejarse de que la mayoría de los blogueros se han dado a la tarea de llevar este universo al colmo de la banalidad, de hacer de estos espacios un rincón de vulgaridades, ataques personales y bajas pasiones que prostituyen su esencia. Y yo les pregunto entonces: ¿Me podrían decir por ventura cuál es la esencia de un blog? ¿Qué se supone que uno debe lograr con una pagina como estas? ¿Son ustedes quiénes determinan lo que se debe y no se debe escribir?
El blog es de quien lo trabaja y cada quien sabe lo que hace con él. Si lo quieres utilizar para escribir todos los días oraciones y alabanzas a Dios, adelante. Si lo quieres utilizar para describir con lujo de detalles las delicias de la zoofilia y el sadomasoquismo, se feliz. Si lo quieres destinar a mandarle recaditos a la niña ke te gusta de la sekundaria, pues ojalá la conquistes. Si en el blog buscas publicar una obra sublime que supere al Quijote, a la Iliada y a la Divina Comedia, pon empeño en tu tarea. Si por medio del blog crees que llegarás a disertaciones filosóficas propias de un Aristóteles cibernético y transformarás el destino de la humanidad, te deseamos suerte. Si el blog es tu medio favorito para cagarte de la risa de los demás y divertirte como enano mientras les mientas la madre, pues diviértete y ríe, que nadie te lo impide. Por fortuna tú puedes hacer lo que tú quieras con tú blog y no hay una estúpida constitución o reglamento interno que te diga lo que debes y no debes hacer.
Aceptar y defender el anarquismo bloguero tiene sus riesgos, sin embargo si has entrado en este Universo, lo más recomendable (que no la ley, pues aquí no hay leyes) es aceptarlos.
A mí, que me han colgado tantas veces el chaleco de racista e intolerante, me parece que nadie tiene derecho a decirle a otra persona lo que debe o no debe hacer con su blog. Si de pronto se constituyera un blog cuyo único fin fuera dedicarse de tiempo completo a insultarme, ni siquiera me pasaría por la cabeza intentar bloquearlo o exigirle que se vaya de la blogósfera. Yo ya sabré cómo me defiendo. Todo blog tiene derecho a existir. Si mi tag llevara un año lleno de insultos, mentadas y amenazas, no me sentiría con la autoridad moral para exigirle a alguien que deje de visitarlo. Si yo abrí ese espacio invitando a los posibles lectores a que se expresen, sería el colmo que trate de callarlos o que les diga cómo quiero yo que se expresen.
El mundo se ha podrido porque siempre surgen dictadores, profetas, credos políticos y religiones que tratan de hacer a la humanidad a su imagen y semejanza. Tal vez en el fuero interno de muchas personas haya una visión idílica de lo que debe ser un blog y crean que todo aquello que se aparte de dicho idilio merece ser descalificado. Por fortuna en este Universo todavía no hay quien imponga sus reglas. Ojalá nunca haya las imponga. Dejen que en los terruños de los teorreicos y sus editoriales gobierne el látigo de la censura y sean las leyes de mercado las que determinen lo que se publica y no se publica. Aquí por fortuna todavía hay anarquía y todo es publicable.
Me da tristeza que Fernando Nachón haya decidido abandonar la blogósfera. Siempre sostendré que sus libros se adelantaron a la época de lo políticamente incorrecto en México y que su originalidad, cultura y sentido del humor superan a muchos seudo punks literarios que se dicen gruexos mientras ceden como putas a las exigencias de sus padrotes editoriales. Me dio gusto encontrar a Nachón en este Universo cibernético y lamento en verdad que se vaya, pero no puedo impedirlo. Cerrar un blog es parte de este anarquismo bloguero. Todos los días nacen y mueren blogs. Es una lástima que el de Nachón decida firmar el acta de defunción de su espacio, pero me queda muy claro que la suya es una decisión personalísima. Nadie lo obliga a hacer esto. ¿Qué pienso de este pleito? Lo que debe sostener todo ahijado de Voltaire. Me he cansado de repetir hasta la saciedad la máxima del libre pensador: Podré estar totalmente en contra de lo que dices, pero defenderé hasta la muerte el derecho que tienes de expresarlo. Manuel Lomelí y Beam tienen tanto derecho como Nachón a tener un blog y a expresarse en él como les venga en gana y me queda claro que ellos no han obligado a nadie ni técnica ni moralmente a abandonar este Universo. Nachón sabrá las razones de su decisión, aunque en lo personal la considero incorrecta.
Por lo que a mí respecta jamás dejaría la blogósfera por más insultos o descalificaciones que recibiera. Por causa del blog, en mi trabajo se han recibido cartas de gente que ha exigido me pongan un alto y otras personas me han retirado el habla o se han convertido en mis enemigos por lo que aquí escribo. Así de intolerante el mundo en que vivimos. Algunos se han divertido con insultos y descalificaciones en mi contra. Yo me río y lo asumo como parte de esta bella anarquía. Yo no voy a irme de la blogósfera por esa causa.
Pero el día en que alguien imponga el manual de urbanidad y buenas costumbres de la blogósfera, el día que alguien promulgue la Constitución del Blog, el día que alguien reglamente qué es lo que puedo y lo que no puedo escribir aquí, el día en que una ley me impida expresar en este espacio algo de tal o cuál manera, ese día me largaré de aquí.