Bueno, pues en otro partido de auténtico waterpolo en donde la furia del Diluvio del Antiguo Testamento cayó sobre San Nicolás de los Garza, dos fieras prófugas del Arca de Noe se enfrentaron. Por una parte un felino menor, un gatillo salvaje del monte comandado por un entrenador petulante y sobrevalorado y por otra un Felino Mayor, auténtico rey de todas las fieras, majuestuoso Tigre de Bengala. Se batieron entre las aguas del Diluvio Universal y al final la ley del ecosistema rifó. El Gran Felino se impuso al lindo gatito por 3 a 1.
Bueno, más allá de metáforas bíblicas.
Carol y yo fuimos a la playa. Caminamos un buen trecho con los píes dentro del agua, desde el faro hasta la altura de nuestra antigua casa, junto al parque de beisbol. El día era hermoso y el fresco del agua más que delicioso. Al caer la tarde buscamos un lugar donde ver el juego. Llegamos a un improbable sitio frente a la plaza de toros llamado el Mesón del Quijote o algo así. En el lugar anunciaban con pompa y con esmero una pinche pelea de box. Yo llegué y pedí que por favor me pusieran el juego de los Tigres en una tele, pues debe saber el amable lector que el boxeo se cuenta entre el millón y medio de cosas que me valen reverenda madre por no decir que me repugnan. Lo más loco del asunto fue que el lugar más cercano a la tele era una mesa de billar y la mesera no tuvo inconveniente en servirnos ahí. Así que apoyados sobre el paño rojo de una mesa de billar saboreamos cervezas bohemias y champiñones al ajillo. Comenzó el partido. Inicio titubeante y bueno, el gatucho montés se puso al frente gracias a un error defensivo. Pero el segundo tiempo fue otra cosa. En los segundos 45 minutos yo simplemente no vi aparecer al minino en la portería Tigre. Fue borrado de la cancha, pese a una injusta y artera expulsión contra Eduardo Rergis. Con 10 hombres y bajo una tormenta Tigres dio cuenta del gatito. Primero un penal cobrado como auténtico mastro por Silvera. Luego el señor mariscal Gaytán puso el 2 a 1 en el mismísimo ángulo inferiror y luego un auténtico poema de gol, uno de esos goles que no ves en 10 años, lo vino a clavar Silvera de taquito entre los charcos. Francamente creí que la lluvia inhibiría el buen juego, pero cuando hay calidad, hasta una cancha mojada es alfombra. Ojalá al patriotero de Hugo ya le haya quedado claro que Gaytán es el futuro 10 de la Selección Mexicana si es que se quiere evitar el fracaso en Alemania 2006. Ahora es la madrugada. Escucho Iced Earth, concretamente el concierto en Atenas y para ser más concreto la canción Pure Evil. Por cortesía de mi amigo PG Beas he ganado un Casillero del Diablo que espero podamos compartir a la brevedad en medio de una sesión tango electrónico metalera y por cortesía de mi amigo Morcillo he ganado un libro (se acepta el nuevo de Saramago Ensayo sobre la lucidez) con la invitación a que pronto se de otra vuelta por Tijuana para que ahora sí compartamos un vino como Satanás manda y tal vez logre yo mi labor de evangelización y lo convirta a la Religión Tigre. Por lo demás, sólo me resta enviarles mi más sentido pésame a mis amigos pumas Mónica Arquitecta Arreola, Ángel Ruiz, Manuel Lomelí, René Gardner, Javier Vallejo y Alberto Sarmiento y de paso a Germán Dehesa que cuando vino a Tijuana pronosticó, pobre hombre ingenuo, que sus mininos nos ganarían. Puta madre, hago un repaso y vaya que hay gente que apoya al minino. Bueno, digamos que mientras no apoyen a la mierda rayada que por cierto mañana perderá contra América, todo es aceptado. En fin, es de sabios cambiar de felino. El Tigre los espera con los brazos abiertos amigos. Un abrazo y ARRIBA LOS TIGRES.
Bueno, más allá de metáforas bíblicas.
Carol y yo fuimos a la playa. Caminamos un buen trecho con los píes dentro del agua, desde el faro hasta la altura de nuestra antigua casa, junto al parque de beisbol. El día era hermoso y el fresco del agua más que delicioso. Al caer la tarde buscamos un lugar donde ver el juego. Llegamos a un improbable sitio frente a la plaza de toros llamado el Mesón del Quijote o algo así. En el lugar anunciaban con pompa y con esmero una pinche pelea de box. Yo llegué y pedí que por favor me pusieran el juego de los Tigres en una tele, pues debe saber el amable lector que el boxeo se cuenta entre el millón y medio de cosas que me valen reverenda madre por no decir que me repugnan. Lo más loco del asunto fue que el lugar más cercano a la tele era una mesa de billar y la mesera no tuvo inconveniente en servirnos ahí. Así que apoyados sobre el paño rojo de una mesa de billar saboreamos cervezas bohemias y champiñones al ajillo. Comenzó el partido. Inicio titubeante y bueno, el gatucho montés se puso al frente gracias a un error defensivo. Pero el segundo tiempo fue otra cosa. En los segundos 45 minutos yo simplemente no vi aparecer al minino en la portería Tigre. Fue borrado de la cancha, pese a una injusta y artera expulsión contra Eduardo Rergis. Con 10 hombres y bajo una tormenta Tigres dio cuenta del gatito. Primero un penal cobrado como auténtico mastro por Silvera. Luego el señor mariscal Gaytán puso el 2 a 1 en el mismísimo ángulo inferiror y luego un auténtico poema de gol, uno de esos goles que no ves en 10 años, lo vino a clavar Silvera de taquito entre los charcos. Francamente creí que la lluvia inhibiría el buen juego, pero cuando hay calidad, hasta una cancha mojada es alfombra. Ojalá al patriotero de Hugo ya le haya quedado claro que Gaytán es el futuro 10 de la Selección Mexicana si es que se quiere evitar el fracaso en Alemania 2006. Ahora es la madrugada. Escucho Iced Earth, concretamente el concierto en Atenas y para ser más concreto la canción Pure Evil. Por cortesía de mi amigo PG Beas he ganado un Casillero del Diablo que espero podamos compartir a la brevedad en medio de una sesión tango electrónico metalera y por cortesía de mi amigo Morcillo he ganado un libro (se acepta el nuevo de Saramago Ensayo sobre la lucidez) con la invitación a que pronto se de otra vuelta por Tijuana para que ahora sí compartamos un vino como Satanás manda y tal vez logre yo mi labor de evangelización y lo convirta a la Religión Tigre. Por lo demás, sólo me resta enviarles mi más sentido pésame a mis amigos pumas Mónica Arquitecta Arreola, Ángel Ruiz, Manuel Lomelí, René Gardner, Javier Vallejo y Alberto Sarmiento y de paso a Germán Dehesa que cuando vino a Tijuana pronosticó, pobre hombre ingenuo, que sus mininos nos ganarían. Puta madre, hago un repaso y vaya que hay gente que apoya al minino. Bueno, digamos que mientras no apoyen a la mierda rayada que por cierto mañana perderá contra América, todo es aceptado. En fin, es de sabios cambiar de felino. El Tigre los espera con los brazos abiertos amigos. Un abrazo y ARRIBA LOS TIGRES.