Se murió el verano. De los seis veranos que he pasado en Tijuana, el que acaba de morir ha sido por mucho el más caliente de todos. El Sol aún sigue tostando nuestras pieles, pero ya intuyo el acecho de la mística invernal. ¿Qué nos depara este otoño? ¿Qué presagios me traen estas tardes? ¿Qué me quieren decir estos vientos? Una presencia se respira en el ambiente. Por ahora, chutémonos algo de mi tocayo (mi primer nombre es Guillermo para quienes no lo sepan) William Blake para alegrar el crepúsculo:
Las cárceles se construyen con piedras de ley; los prostíbulos con ladrillos de religión
Maldecir fortalece. Bendecir relaja
El exceso de pena ríe. El exceso de alegría llora.
Mientras caminaba entre los fuegos del infierno, encantado con esos placeres del Ingenio que a los ángeles les parecen tormentos y locuras, recogí algunos de sus proverbios, pensando que, del mismo modo en que los refranes de una nación indican su carácter, así los proverbios del infinito muestran la naturaleza de la sabiduría infernal mejor que cualquier descripción de edificios o vestimentas.
Salud amigos. Ya se antoja un buen vino con semejantes poemas.
Las cárceles se construyen con piedras de ley; los prostíbulos con ladrillos de religión
Maldecir fortalece. Bendecir relaja
El exceso de pena ríe. El exceso de alegría llora.
Mientras caminaba entre los fuegos del infierno, encantado con esos placeres del Ingenio que a los ángeles les parecen tormentos y locuras, recogí algunos de sus proverbios, pensando que, del mismo modo en que los refranes de una nación indican su carácter, así los proverbios del infinito muestran la naturaleza de la sabiduría infernal mejor que cualquier descripción de edificios o vestimentas.
Salud amigos. Ya se antoja un buen vino con semejantes poemas.