Eterno Retorno

Thursday, January 01, 2004

Esto lo escribì hace 364 dìas cuando este blog era un recièn nacido que daba sus primeros pasos. De una u otra forma, puedo repetir hoy en dìa casi exactamente lo mismo.

Hace un año:

El 1 de enero está condenado de antemano a arrastrar cadenas de sopor. Es un día no nato, un anfibio que no alcanza el derecho a la existencia. Por lo pronto en un día y medio de 2003 he cumplido algunos propósitos. No he comprado todavía ningún disco, no he fumado ningún cigarro, no he sido hostil con la gente y parele usted de contar. Las primeras gotas de alcohol del año ya fueron consumidas y los primeros libros ya fueron adquiridos, pero ni en el más alucinado de mis sueños se me ocurrió pensar rehabilitarme del lastre etílico y literario. Ya me tomé el primer café irlandés e hice mis primeros corajes al volante. Comienzo el año con una novela más que pasable llamada El anatomista y una cantidad indeterminada de letras insurrectas a las que ya les anda por desparramarse en algún papel.


Hoy:

Bueno, al igual que hace un año el 1 de enero sigue condenado a la modorrerìa. Son las 7:30 de la mañana en Monterrey. Mi familia duerme. Al igual que hace un año, bebì bastante cerveza y vino. Por azares de quien sabe que cruel destino yo estoy despierto y blogueando. Todavía no hago mi primer coraje al volante, puesto que en Monterrey no ocupo manejar, pero mañana en Tijuana harè muchos.
Efectivamente, quiero dejar pasar al menos todo enero sin comprar un solo disco. Me quede con hartos deseos del Live in Athens de Iced Earth pero ahì serà para después. Sì he fumado un cigarro, concretamente un delicioso puro Don Julián que me regalò mi padre anoche cuando subimos a una loma del Cerro de las Mitras a ver la ciudad bajo el humo de los cuetes. Por otra parte, el tabaquismo jamás ha sido un vicio para mì.
Al igual que hace un año no he pensado en rehabilitarme del lastre etílico y literario, aunque tengo libros nuevos para aventar pa arriba y si bien es cierto que no entrarè a AA, pienso decirle adiós a la cerveza al menos por un rato. Ojo, sòlo a la cerveza, nunca dije al vino.
Comienzo el año leyendo una novela llamada “Una vez Argentina” de Andrés Neuman y para no perder la insana costumbre, con una enorme cantidad de letras insurrectas que luchan por ser desparramadas en algún papelucho o pantalla. La vida es cíclica, el Mito del Eterno Retorno existe. El 1 de enero de 2005 serà un dìa modorro, crudo, a medias reflexivo y si estoy vivo y con miss cinco sentidos funcionando, seguro estoy de que estarè leyendo, escribiendo, tal vez blogueando y pensando. Hay futuros bastante predecibles.


Este tipo de alucinajes parìa en mis cuadernos universitarios...

Escribir para bucear dentro de las venas del cuerpo hambriento de la noche. Cortar las riendas, cabalgar la bestia hacia las imágenes ocultas.
En este templo me seducen los dioses de todas las mitologías, mi mente es la daga, mi cuerpo altar de sacrificios, hay que inmolarse para despertar en el orden perfecto, donde los fantasmas duermen bajo la ropa, para hacernos jurar que son mentira.