Eterno Retorno

Sunday, December 28, 2003

Nacì y crecì en Monterrey y sin embargo, esta ciudad jamás deja de sorprenderme. Nunca antes me habìa sentido tan extranjero en ella. Hay cosas dignas de admirarse y otras en verdad son de risa. Y es que sòlo en Monterrey puedes ver que junto a un centro comercial de superlujo como es el Galerìas Valle Oriente, se construya un templo católico. De esta manera, la aristocracia de San Pedro podrà ir a orar a su señor luego de consumar sus orgías de consumo desmedido. En Monterrey, el catolicismo y el consumo son los deportes favoritos de la alta sociedad. Mostrar el dinero, el poder y ante todo la fe inquebrantable en ese Dios católico que saliò tan bueno para los centavos. Y es que luego de vivir en Tijuana, donde prevalece un buen grado de diversidad y tolerancia religiosa y sobre todo una deliciosa indiferencia ante las estupideces de la fe, el catolicismo de Monterrey se respira asqueroso hasta en los culos de las doñas.


No dudo que en Tijuana hay tanto dinero como en Monterrey, pero por alguna razón genética, los regios se encargan de verse ante el Mundo como los millonarios de Latinoamérica y tijuanenses como una suerte de parientes desmadrosos inmersos en el perpetuo caos. Y aquì empiezo a entrar en duros dilemas en torno a esas pequeñas o grandes cosas que le faltan a Tijuana para poderse engalanar. Y sì, empiezan las odiosas comparaciones y eso me hace encabronar, pues sè que por ineptitud, ineficiencia, corrupción y egoìsmo de gobiernos y empresarios, Tijuana arrastra una suerte de subdesarrollo en muchos de los aspectos que definen la calidad de vida de una ciudad y sus habitantes. Son cosas que me duelen, pues yo soy feliz viviendo en Tijuana, hemos comprado nuestra casa en esa ciudad a la que amamos sinceramente y en donde sin duda seguiremos viviendo. Y me duele, pues por la naturaleza de mi profesión me ha tocado estar muy de cerca de la administración pùblica y ser testigo de su insoportable tortugiosmo burocrático y su falta de compromiso ciudadano, màs preocupados por asegurar sus candidaturas clientelares panistas que por trabajar en serio por el desarrollo futuro de una ciudad. Y discúlpenme, pero ya leì el Plan Estratégico Tijuana 2003- 2025 y la mera verdad no me convence ni lo veo aterrizado. Empecemos por el aeropuerto, la primera gran cachetada, ese vistazo inicial que te hace figurarte demasiadas cosas de la ciudad a donde vas llegando. Nuestro tijuanense aeropuerto, pésimamente administrado por el Grupo Aeroportuario del Pacìfico, es mucho peor que muchas centrales camioneras de la Repùblica. En Tijuana llevamos muchos años hablando de un estadio y un equipo profesional y nos parece un sueño inalcanzable, lo mismo que el centro de convenciones. La administración municipal celebra como un gran logro una mediocre obra urbana de ínfima calidad como el puente de la 5 y 10 y seguimos atorados en la perpetua mentada de madre de un claxon que suena en medio de un caos vial en la Vìa Lenta o el Dìaz Ordaz, rezando un rosario de baches, pozos, calles sin nombre, casas sin números.
Eso sì, con todo el oro capitalista del mundo, Monterrey jamás tendrà el bello clima de Tijuana, ni podrà gozar la magia de un atardecer en el Pacìfico ni podrà presumir tener la sociedad màs tolerante y liberal de México o vivir la belleza de un paseo a Ensenada por la Carretera Escénica, ni tendrà jamás un Valle de Guadalupe. Y quiero pensar (se vale soñar) que Tijuana, tal vez algún dìa, pueda tener vialidades ordenadas, grandes puentes y tùneles, dos equipos de Primera División, cada uno con su estadio, un equipo de béisbol cuyo estadio alberga juegos de Grandes Ligas, una arena digna de la NBA, un lugar especializado para conciertos, un gigantesco centro de convenciones y un sistema de transporte ordenado que incluya metro y tren ligero. Sì, son frivolidades si ustedes quieren, pero son cosas que influyen en el estado de ànimo de un ciudadano. Sobre todo la vialidad y el transporte. En todo caso, es màs posible que con un poco de voluntad política y buena planeaciòn econòmica, Tijuana aspire al desarrollo de una metrópoli, mientras que Monterrey jamás podrà aspirar a tener un buen clima y requerirìa toda una reforma social para extirpar de las mentes su materialismo clasista y su catolicismo inquisidor . O quien sabe, con eso de que los regios lo compran todo, al rato mandan hundir Tamaulipas para poder tener su playa particular en San Pedro. Eso sì, con su Iglesia en plena playa para que te puedas confesar a tiempo en caso de que la contemplación de una bella regia en bikini te genere pensamientos impúdicos.



He consumado una de las adquisiciones discográficas màs esperadas del año: Nile: In their Darkened Shrines. Una verdadera joyita del death metal ultra brutal. A diferencia del death sueco, donde prevalece la melodía, el death americano apuesta siempre por la màs extrema brutalidad. En lo personal, soy mucho màs afecto al death sueco y en mi colección hay una enorme cantidad de discos de bandas nórdicas y muy pocos de bandas americanas. Nile es sin duda la màs extraordinaria excepción. En un panorama donde hay decenas de agrupaciones prescindibles, Nile significa una ráfaga de fuego purificador para la escena. Sì, es un death machacante, sin contemplaciones y sin duda inaudible para las castas orejas de muchos seudo aficionados al rock, pero dentro de la brutalidad, lo de Nile es en extremo creativo. Además, fieles a sus temáticas de mitología egipcia, los faraones del death metal tienen a bien incluir en cada uno d esus discos, una larga disertación sobre las motivaciones històrico filosóficas de cada una de sus letras. Altamente recomendable. A Nile tuve la oportunidad de escucharlo en vivo hace un año en el Brick by Brick de San Diego, en lo que ha sido, sin duda, el mejor concierto de death metal al que he acudido en el Siglo XXI. Obsesivos de la calidad sònica, estos deathmetaleros tardaron màs de 45 minutos en las pruebas de sonido y en verdad que la espera valiò la pena. Un relojito de exactitud y pureza. Aunque usted no lo crea, en el death ultrabrutal tambièn hay altas dosis de perfeccionismo.