Pasos de Gutenberg
Con ánimo de ofender
Arturo Pérez- Reverte
Alfaguara
Por Daniel Salinas
Después de leer todos (o casi todos) los artículos de Con ánimo de ofender, confieso que lejos de sentirme ofendido, me siento contento por confirmar que la pluma de periodista de Arturo Pérez- Reverte es mucho más aguda y filosa que su pluma de literato.
Es una grata sorpresa encontrar el alma de un periodista políticamente incorrecto, detrás de la pluma de un best seller de la Editorial Alfaguara.
A menudo, los narradores que pueden presumir varios millares de ejemplares vendidos se transforman en pavorreales de feria libresca y ello les genera un montón de compromisos sociales y económicos que deben respetar aún a costa de ablandar o reprimir su pluma.
Para ejemplificar este fenómeno, nada mejor que citar un certero párrafo de Augusto Monterroso: -Pero lo poco que hubiera podido tener de escritor lo he venido perdiendo a medida que mi situación económica se ha vuelto demasiado buena y que mis relaciones sociales aumentan en tal forma, que no puedo escribir nada sin ofender a alguno de mis conocidos, o adular quererlo, a mis protectores y mecenas, que son más-.
Por fortuna, Pérez- Reverte parece no estar en absoluto preocupado por resultar cómodo, agradable o digerible en sus artículos y en Con ánimo de ofender, no deja títere con cabeza.
Con ánimo de ofender es una selección de más de un centenar de artículos publicados por Pérez Reverte cada domingo en El Semanal, el célebre suplemento cultural de El País. Este gordo volumen que compila la tinta desparramada entre 1998 y 2001, es la continuación natural de Patente de corso.
Cuesta trabajo tratar de definir o encontrar un tema principal o dominante en esta compilación, pues ese tema simplemente no existe.
Pérez- Reverte escribe de todo lo habido y por haber: Inmigrantes moros, futbolistas del Atlético de Madrid, locutores rimbombantes de radio, diputados de la Unión Europea , tangos de Gardel, el pueblo serbio después de la guerra, el Viaducto de Madrid, los rifles AK-47, pordioseros de esquina, escritores marginales, bares, fondas y un larguísimo e inabarcable etcétera.
Claro, también hay algunos artículos de historia, que tanto apasiona a Pérez- Reverte, crítica política e incluso consejos a sus hijos para disfrutar la vida y hacerse de un buen arsenal de cultura general.
La constante de todos estos artículos y sin duda la salsa picante que da sabor a este libro, es la compulsiva irreverencia de su autor.
Sarcasmos, ironías, mordacidad sin límites e insultos bien asestados, caracterizan a cada uno de estos artículos.
Pérez- Reverte no escatima en hablar a cada momento de falta de cojones, en atiborrar los párrafos con el españolísimo joder y ametrallar con hijoeputas compulsivos.
En verdad da gusto toparse con esta cara de periodista irreverente, sobre todo después del mal trago que supuso La reina del Sur con su imposible personaje Teresa Mendoza, que más que musa de corrido de Los Tigres del Norte, acaba por parecer heroína de cómix o figura de videojuego.
Como novelista, Pérez- Reverte le apuesta a recuperar las fórmulas tradicionales de Salgari y Scott en lugar de buscar apuesta arriesgadas como sus paisanos Javier Marías y Enrique Vila- Matas.
Pero la vena periodística de este ex corresponsal de guerra sigue siendo ruda, callejera y sin demasiadas contemplaciones a la hora de ofender al prójimo.
Con ánimo de ofender
Arturo Pérez- Reverte
Alfaguara
Por Daniel Salinas
Después de leer todos (o casi todos) los artículos de Con ánimo de ofender, confieso que lejos de sentirme ofendido, me siento contento por confirmar que la pluma de periodista de Arturo Pérez- Reverte es mucho más aguda y filosa que su pluma de literato.
Es una grata sorpresa encontrar el alma de un periodista políticamente incorrecto, detrás de la pluma de un best seller de la Editorial Alfaguara.
A menudo, los narradores que pueden presumir varios millares de ejemplares vendidos se transforman en pavorreales de feria libresca y ello les genera un montón de compromisos sociales y económicos que deben respetar aún a costa de ablandar o reprimir su pluma.
Para ejemplificar este fenómeno, nada mejor que citar un certero párrafo de Augusto Monterroso: -Pero lo poco que hubiera podido tener de escritor lo he venido perdiendo a medida que mi situación económica se ha vuelto demasiado buena y que mis relaciones sociales aumentan en tal forma, que no puedo escribir nada sin ofender a alguno de mis conocidos, o adular quererlo, a mis protectores y mecenas, que son más-.
Por fortuna, Pérez- Reverte parece no estar en absoluto preocupado por resultar cómodo, agradable o digerible en sus artículos y en Con ánimo de ofender, no deja títere con cabeza.
Con ánimo de ofender es una selección de más de un centenar de artículos publicados por Pérez Reverte cada domingo en El Semanal, el célebre suplemento cultural de El País. Este gordo volumen que compila la tinta desparramada entre 1998 y 2001, es la continuación natural de Patente de corso.
Cuesta trabajo tratar de definir o encontrar un tema principal o dominante en esta compilación, pues ese tema simplemente no existe.
Pérez- Reverte escribe de todo lo habido y por haber: Inmigrantes moros, futbolistas del Atlético de Madrid, locutores rimbombantes de radio, diputados de la Unión Europea , tangos de Gardel, el pueblo serbio después de la guerra, el Viaducto de Madrid, los rifles AK-47, pordioseros de esquina, escritores marginales, bares, fondas y un larguísimo e inabarcable etcétera.
Claro, también hay algunos artículos de historia, que tanto apasiona a Pérez- Reverte, crítica política e incluso consejos a sus hijos para disfrutar la vida y hacerse de un buen arsenal de cultura general.
La constante de todos estos artículos y sin duda la salsa picante que da sabor a este libro, es la compulsiva irreverencia de su autor.
Sarcasmos, ironías, mordacidad sin límites e insultos bien asestados, caracterizan a cada uno de estos artículos.
Pérez- Reverte no escatima en hablar a cada momento de falta de cojones, en atiborrar los párrafos con el españolísimo joder y ametrallar con hijoeputas compulsivos.
En verdad da gusto toparse con esta cara de periodista irreverente, sobre todo después del mal trago que supuso La reina del Sur con su imposible personaje Teresa Mendoza, que más que musa de corrido de Los Tigres del Norte, acaba por parecer heroína de cómix o figura de videojuego.
Como novelista, Pérez- Reverte le apuesta a recuperar las fórmulas tradicionales de Salgari y Scott en lugar de buscar apuesta arriesgadas como sus paisanos Javier Marías y Enrique Vila- Matas.
Pero la vena periodística de este ex corresponsal de guerra sigue siendo ruda, callejera y sin demasiadas contemplaciones a la hora de ofender al prójimo.