Eterno Retorno

Friday, August 22, 2003

Ya no tenía la costumbre de incluir fragmentos de narrativa en Eterno Retorno pero hoy es viernes t todo se vale.

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Naciste con mala sangre, mal querido por Dios desde el principio, con el chingado santo de espaldas para que me entiendas. Desde el principio nos dimos cuenta que ibas a ser tu el méndigo descarriado que debe haber en toda familia. Tu le entraste, cubriste el papel, no te hicieron ni te fuiste haciendo de tus mañas, naciste con ellas, ahora sí que así ya venias, destinado para eso. Tus hermanos se dieron cuenta desde que eras un pinche mocoso, pero ni a los mil fuetazos que te arrimó tu padrino te compusiste. Eras condenado, se te miraba lo mierda a leguas, todos lo supieron, todos menos tu mamacita que yo no se porque chingados te pasó siempre todas tus pendejadas, luego, ya punto pedos, tus hermanos hasta andaban diciendo que no eras de tu papá y a lo mejor por eso no más tu jefecita te hacía el paro. La verdad no sé, no voy a preguntarme lo que haya hecho o dejado de hacer tu ama, ya bastante se ha partido y le han partido el hocico ¿a quien chingados le afectaba su canita al aire? A nadie, lo más jodido que pudo pasar es que de ahí saliste tu, como si fueras el castigo a todos los pecados de la familia, no se si por eso habrá sido que saliste prieto como la chingada, digo, no es que en la familia hubiera güeros, pero tu si te pasaste de pinche negro, quien sabe de donde habrá sido el que se cogió a tu mamá. Lo gacho fue cuando tu padrino se dio color que tu eras el que matabas los pinches pollos, así porque sí, nada más de huevos, porque te gustaba verlos sufrir. Y luego cuando se dieron color de que tu eras el que te robabas los chivitos para irlos a vender al mercado, hijo de tu pinche madre, sí no parábamos desgracias contigo, perjuicio chingado, eras el pinche diablo. Pero eso no era nada, al menos de mocoso no habías probado a lo que sabía el aguardiente de caña, pero cuando lo probaste, que tendrías tus 12 o 13 años, te quedaste prendido de la pinche botella, te gustó a la primera, como que dijiste pos de aquí yo soy y dale para adelante, bien pinche pedo te volviste, peor que los más jodidos teporochos del pueblo. Andabas pegado del aguardiente, era lo único que te importaba, porque ni noviero saliste siquiera, pos quien te iba a querer así, no más la pinche puta esa que dejaste panzona luego y que para acabarla te mandó a chingar a tu madre. .. continuará -





Santísima Muerte

Me preguntarán entonces ¿Tengo acaso una deidad? Cuando practico algo parecido a eso que llaman oración, suelo pensar en mi Muerte. No es que profese exactamente el culto a la Santísima Muerte como se hace en este país, pues lo que entiendo es que esa práctica tiene una raíz cristiana, aunque debo reconocer que de todos los rituales y creencias existentes, es el que me parece más sabio. En este mundo, lo único real y absoluto es la Muerte. Y sí, me gusta mucho imaginar a la Muerte caminando a mi lado y sentir su inminencia me da fuerzas y a la a vez mucha paz. Por ello suelo pedirle consejos muy a menudo. Créanme, es mi mejor consejera.


Escucho una recopilación llamada Metal for the mases que recién he comprado. 21 rolitas de buen calibre, aunque siete de ellas ya las tenía. Material muy apetecible de Shadows Fall, Strapping Young Lad, In Flames, Soilwork. Immortal- Killerrr

Hoy pienso ir a ver a los Trotamundos vs León- Ojalá no me defrauden, pues ya me hace falta ver un buen partidito tijuanebrio.


¿Simpatía por el Diablo?

La frase escrita por Ángel Ruiz (angelopolis.blogspot.com) me ha dejado reflexionando acerca de un tema sobre el que vale la pena escribir: El verdadero sentido del satanismo-
Ángel habla acerca de los delirios místicos de la (según entiendo) muy potable hermana del metalero Cabage, un joven que se suicidó arrojándose a las ruedas de un carro y llevándose de encuentro la vida de dos gemelitas. Cito textualmente la frase que me llamó la atención
- Cabbage adoraba al metal, aunque negaba creer en el demonio. Sin embargo, metal y demonio son una dualidad por el carácter ocultista y nihilista de ese género musical-
Efectivamente: Hay mucho de nihilista y ocultista en el metal y por ende en mi.
A lo largo de mi vida, dada mi añeja adicción al metal y mi compulsiva propensión a la blasfemia, no ha sido poca la gente que me ha preguntado sobre mis verdaderos sentimientos hacia el satanismo.
En mi radical adolescencia gustaba de portar sobre mí una buena dosis de iconografía demoníaca como anillos, collares con cruces invertidas, pentagramas y por supuesto las infaltables camisetas negras (que aún conservo unas cuantas by the way) Por tales razones, mucha gente pensaba que yo integraba o deseaba integrar algún culto satánico y que era un fiel creyente de la magia negra. La respuesta es un rotundo No. Jamás en mi vida he creído en la existencia de fuerzas malignas capaces de interceder en favor o en contra de uno, de la misma forma que jamás he creído en la existencia de ningún ente de naturaleza superior. Ser o creer en un hechicero practicante del satanismo medieval e imaginar, como los autores del Malleus Maleficarum, que un macho cabrío con patas de gallo emergerá de los avernos, me pondría a un nivel de ignorancia tan burdo como el de los brasileños de Pare de sufrir a quienes dediqué hace dos semanas un amplio reportaje. La superchería, llámesele como sea, cristiana, satánica o santera, solo pone en evidencia mentes ignorantes.
Mi ateísmo es absoluto: Si no creo en ninguna deidad, mucho menos voy a rendir culto a los demonios que han creado los devotos de dicha deidad como elemento castigador de ovejas descarriadas y niños mal portados. La hipótesis Dios es imposible. Luego entonces, la hipótesis Satanás lo es también. Los hombres nos hemos encargado de formar sobre la tierra un infierno mucho más cruel que el de Dante. No hay demonios más malignos que nosotros mismos.
Sin embargo, el satanismo me ha parecido siempre una excelente metáfora y es uno de mis símbolos favoritos.
Es la mejor forma de explicar el placer que me genera vomitar sobre cualquier figura o valor emanado de la peste judeocristiana. Siento un particular placer cuando blasfemo. Me gusta de sobremanera escupir sobre la Infamia. La religión, después de todo, está hecha de símbolos que son elevados a la categoría de dogma y a los que la teología intenta dar una explicación, aunque al final de cuentas debes creer en ellos de forma literal. Yo me limito a utilizarlo como un símbolo y nada más. Es una forma de declarar la guerra a la religión usando sus propias armas coercitivas.
Adherirte a Satanás como un símbolo significa decirle la religión que no tienes la más mínima intención de pasarte tu vida comprando acciones para su puerco paraíso.
Y claro, la demonología me fascina como mitología y es por ello que disfruto tanto leyendo acerca de las andanzas de cuanta criatura pagana se cruce en mi camino, sean demonios, vampiros, licántropos, íncubos o súcubos.