Pasos de Gutenberg
El secreto de los flamencos
Federico Andahazi
Editorial Planeta
Por Daniel Salinas Basave
Para cualquier artista es muy difícil no sucumbir al vicio de repetirse, sobre todo cuando pesa sobre él la mutiladora sombra de un éxito comercial pasado.
No cualquiera puede resistir la tentación de explotar una fórmula que en algún momento logró atraer una legión de seguidores y muy jugosas ganancias.
Todo hace pensar que esto le sucedió al argentino Federico Andahazi, quien aún no logra liberarse de de las garras de su Anatomista.
No por nada se dice que el peor enemigo de un creador suele ser el éxito que a menudo se transforma en un capataz que a golpe de látigo condiciona sus futuras creaciones.
Con El Anatomista, Federico Andahazi logró un éxito que tal vez ni él mismo soñó obtener. La historia de Mateo Colón, el anatomista del Renacimiento que descubre el clítoris femenino, se transformó en sinónimo de ventas, traducciones y elo-gios múltiples de la crítica.
A El Anatomista siguió Las piadosas, una típica novela gótica al más puro estilo de los siglos XVIII y XIX, que si bien no fue un éxito comercial como su antecesora, muestra una evolución en los procesos narrativos del autor.
Tratar de crear un efecto perturbador valiéndose de fórmulas que hace dos siglos fueron explotadas hasta la saciedad, exige un narrador malicioso y audaz. Por fortuna para Andahazi, con esta novela sale bien librado de la apuesta.
A Las piadosas sigue El Príncipe, una novela que rompe un tanto con la fórmula anterior y planeta elementos metafóricos y fantásticos para mostrar la corrupción en el poder político. La sombra de El Anatomista también eclipsó a esta novela.
Tal vez por ello en El secreto de los flamencos, su más reciente creación, Andahazi retoma todos y cada uno de los elementos de su obra cumbre.
El secreto de los flamencos, que al igual que El Anatomista se sitúa en el Renacimiento y trata sobre las escuelas de pintores florentinos y flamencos.
Mientras los maestros florentinos son los expertos en la perspectiva y la geometría, los falmencos dominan el secreto al-químico del color.
La trama inicia con el misterioso asesinato del joven florentino Pietro de la Chiesa, discípulo de maestro Monterga, quien luego de una extraña desaparición aparece desnudo con el cuello cercenado.
A partir de este crimen Andahazi introduce al lector en una trama de misterio en donde empapa al lector con detalles sobre las fórmulas de los maestros renacentistas.
Nadie niega que Andahazi, psicoanalista de profesión, se ha dado a la tarea de estudiar a fondo el Renacimiento y hacer una minuciosa recopilación sobre las ciencias y artes de la época., además de manejar el suspenso con suficiente malicia literaria.
El problema es que Andahazi parece haber agotado su fórmula o quiere evidentemente repetir el éxito que cosechó en 1997.
La verdad es que El secreto de los flamencos tiene un exceso de personajes repetitivos si se le compara con El Anatomista.
Tenemos artistas eruditos comprometidos con el conocimiento y enfrentados a envidias e ignorancia. Tenemos un sacerdote cruel e inquisidor. Tenemos una mujer bella y misteriosa y tenemos el enamoramiento y deseo sexual como elemento de perdición del sabio. Todo ello se da en El Anatomista y se repite de manera casi exacta en esta nueva novela.
Al final de cuentas nos encontramos con que el universo narrativo y temático de Andahazi se ha agotado. Y no es que El secreto de los flamencos se a una novela prescindible o mal lograda. De hecho en términos por demás simplistas se podría afirmar que si a usted le gustó El Anatomista, sin duda le gustará el Secreto de los flamencos. Pero eso sí, hay que advertirlo, no espere encontrar sorpresa ni variantes.
Repetirse es un vicio y todos los vicios, a la larga, acaban por ser perjudiciales.
El secreto de los flamencos
Federico Andahazi
Editorial Planeta
Por Daniel Salinas Basave
Para cualquier artista es muy difícil no sucumbir al vicio de repetirse, sobre todo cuando pesa sobre él la mutiladora sombra de un éxito comercial pasado.
No cualquiera puede resistir la tentación de explotar una fórmula que en algún momento logró atraer una legión de seguidores y muy jugosas ganancias.
Todo hace pensar que esto le sucedió al argentino Federico Andahazi, quien aún no logra liberarse de de las garras de su Anatomista.
No por nada se dice que el peor enemigo de un creador suele ser el éxito que a menudo se transforma en un capataz que a golpe de látigo condiciona sus futuras creaciones.
Con El Anatomista, Federico Andahazi logró un éxito que tal vez ni él mismo soñó obtener. La historia de Mateo Colón, el anatomista del Renacimiento que descubre el clítoris femenino, se transformó en sinónimo de ventas, traducciones y elo-gios múltiples de la crítica.
A El Anatomista siguió Las piadosas, una típica novela gótica al más puro estilo de los siglos XVIII y XIX, que si bien no fue un éxito comercial como su antecesora, muestra una evolución en los procesos narrativos del autor.
Tratar de crear un efecto perturbador valiéndose de fórmulas que hace dos siglos fueron explotadas hasta la saciedad, exige un narrador malicioso y audaz. Por fortuna para Andahazi, con esta novela sale bien librado de la apuesta.
A Las piadosas sigue El Príncipe, una novela que rompe un tanto con la fórmula anterior y planeta elementos metafóricos y fantásticos para mostrar la corrupción en el poder político. La sombra de El Anatomista también eclipsó a esta novela.
Tal vez por ello en El secreto de los flamencos, su más reciente creación, Andahazi retoma todos y cada uno de los elementos de su obra cumbre.
El secreto de los flamencos, que al igual que El Anatomista se sitúa en el Renacimiento y trata sobre las escuelas de pintores florentinos y flamencos.
Mientras los maestros florentinos son los expertos en la perspectiva y la geometría, los falmencos dominan el secreto al-químico del color.
La trama inicia con el misterioso asesinato del joven florentino Pietro de la Chiesa, discípulo de maestro Monterga, quien luego de una extraña desaparición aparece desnudo con el cuello cercenado.
A partir de este crimen Andahazi introduce al lector en una trama de misterio en donde empapa al lector con detalles sobre las fórmulas de los maestros renacentistas.
Nadie niega que Andahazi, psicoanalista de profesión, se ha dado a la tarea de estudiar a fondo el Renacimiento y hacer una minuciosa recopilación sobre las ciencias y artes de la época., además de manejar el suspenso con suficiente malicia literaria.
El problema es que Andahazi parece haber agotado su fórmula o quiere evidentemente repetir el éxito que cosechó en 1997.
La verdad es que El secreto de los flamencos tiene un exceso de personajes repetitivos si se le compara con El Anatomista.
Tenemos artistas eruditos comprometidos con el conocimiento y enfrentados a envidias e ignorancia. Tenemos un sacerdote cruel e inquisidor. Tenemos una mujer bella y misteriosa y tenemos el enamoramiento y deseo sexual como elemento de perdición del sabio. Todo ello se da en El Anatomista y se repite de manera casi exacta en esta nueva novela.
Al final de cuentas nos encontramos con que el universo narrativo y temático de Andahazi se ha agotado. Y no es que El secreto de los flamencos se a una novela prescindible o mal lograda. De hecho en términos por demás simplistas se podría afirmar que si a usted le gustó El Anatomista, sin duda le gustará el Secreto de los flamencos. Pero eso sí, hay que advertirlo, no espere encontrar sorpresa ni variantes.
Repetirse es un vicio y todos los vicios, a la larga, acaban por ser perjudiciales.