Inició la Santa Semana. Abril no sabe del todo a abril, pero aún así lleva en el cielo el perfume.
Trataré de narrar en unas cuantas palabras, lo que ha acontecido en estos días de sequía bloguera.
Viernes patriotebrio : De vuelta para Escondido. El funeral de Jesús Suárez del Solar fue un show mediático. Misa bilingüe de cuerpo presente. Poco faltó para que hubiera un Evangelio spanglish “Entonces Jesús dijo a sus discípulos: what happening hommies boys?”.
Todas las lentes buscan el mejor ángulo para captar las lágrimas de la madre. El auténtico dolor de una progenitora vende muchos periódicos. Los patrioteros anglosajones de Escondido salieron a las calles con sus banderas. Los aburridos californianos necesitan rambos muertos que justifiquen su patrioterismo naif. No importa si en vida el rambito en cuestión hubiera sido acreedor a los escupitajos discriminatorios de quienes hoy lo lloran. Ayer comprobé que mi compañero Abraham tiene una mierdoza mentalidad de sionista republicano. Ojalá nunca me vea en la necesidad de caer en una estéril discusión porque suelo decir dolorosas e hirientes verdades en esos casos.
Todo el camino de regreso charlando con Tizoc, uno de los poquísimos compañeros de trabajo con quien sostengo conver-saciones largas e interesantes. Coincidimos: No se trata de ser pesimista en estos momentos, pero el futuro profesional está atascado de nubarrones negros. Hay en el futuro casi inmediato algunos escenarios apocalípticos para nuestro periódico que yo mismo me había negado a mirar con frialdad, pero que por desgracia son bastante lógicos. Solo espero estar equivocado. De cualquier manera, no quiero hablar de eso.
Por la tarde, luego de atravesar a medio morir el infierno del Bulevar Agua Caliente a las 18:00, Carolina y yo pusimos a trabajar a nuestras manos derechas que se cansaron de poner firmas, firmas y más firmas de compromisos, ,aceptamos, pagaremos y de más frases infernales. Todo sea por obtener nuestra casita. Por lo pronto es paso dado y si no sucede una catástrofe, todo hace indicar que a mediados de junio nos entregarán nuestro nuevo canturryal. Inicia una nueva etapa en nuestras vidas-
Sábado Tigre: Ganar el Clásico es un placer orgásmico. Solo los que somos Tigres podemos entender lo que esto significa. Sky ya agarró el monopolio de este juego, por mucho el más apasionante de toda la Liga. Así las cosas, tuvimos que salir de casa para verlo. Como no queríamos ir lejos, elegimos el bar La Tapatía, a una cuadra de nuestro hogar. La mierda rayada comenzó ganando con gol de Alex Fernández. Los presagios eran negros. Con el equipo diezmado sin Walter Gaytán y con la basura al frente en el marcador, imaginé un segundo tiempo de tragedia. Pero la parte complementaria fue otra cosa. Apenas iniciando Ramos Rizo nos entregó un penal envuelto para regalo. Empecé a sufrir desde que vi a Irenio parado frente al balón. Mierda, mierda ,mierda. En los zapatos del líder fallador de penales estaba el empate. Tal como lo esperaba, lo tiró horrible. Yo estaba emputado. Dolido. Mi ánimo estaba en el suelo. Ni siquiera me sabía la cerveza. Estuve a punto de decirle a Carolina que nos fuéramos de ahí a intentar olvidar la derrota, pero de pronto el,sol salío: Tiro libre, cañonazo de Hugo Chávez, una cabecita de la barrera desvía y pa dentro. GOLAZO. 1-1 Empezaba a sonreír. Los minutos pasaban. Tigres encima, buscandoel triunfo, pero la mierda se defendía cual cobarde rata boca abajo. Cuando faltaban unos minutos para el final, yo mismo empecé a temer un contragolpe de la bastarda pandilla y mediocremente me empecé a resignar a la idea del empate, cuando en eso miro un tremendo caballazo sobre Kleber que cayó sembrado en el área. Evidente penal. Ramos Rioz no dudó en marcarlo. Yo empecé a sudar. Estaba nervioso, tenso, no quería verlo. No hubiera soportado la idea de dos penales errados. Hubiera sido suficiente para deprimirme toda la semana. Tomó la pelota Alex Mineiro, cero goles en la campaña y más de un espontáneo abucheo durante la temporada. Cerré los puños, contraje la cara mientras lo veía tomar vuelo. Un segundo, dos segundos, eternos, agonizantes. La euforia absoluta o la depresión total estaban a once pasos de una portería, la misma maldita portería donde en 1986 Quirarte y Servín entregaron sus disparos a Shummaher. Mineiro tocó la pelota y una fugaz eternidad transcurrió hasta que se coló al lado izquierdo de Martínez a saludar a la red. GOL. Rugido del Tigre. Zarpazo contundente- Justicia infinita 2-1
Terminado el juego Carolina y yo fuimos a la playa con un ocho de bohemias a disfrutar el atardecer. Una linda tarde por cierto.
Domingo: Una divertida película francesa sobre las dudas sexuales de los adolescentes. Rododo y Roman me hicieron recordar los puñeteros 14 años. Después una doble sesión de delicioso e intenso sexo vespertino. Absolutley killer. Al atardecer una riquísima pasta con ostiones y verduras que ya la quisiera el Saverios. Dos botellas de Concha y Toro a ritmo de Piazolla. Después un poco de música alucinada para la segunda botella y los ostiones y aceitunas sobrantes, que incluyó Björk, Creatures, un poco Pink Floyd viejito, Radiohead y después Mártires del Compás y Say no more de Charly García. El vino tinto resulta delicioso en las tardes domingueras. Íbamos por la tercera botella, pero imaginar la mañana siguiente nos hizo marcar el alto, así que optamos por un licuado de fresa. Como era de esperarse, desperté a las 3:30 0 4:00 a.m. y no puede volver a dormir. Me he resignado a mis insomnios como una fatalidad inhernete a mi naturaleza.