Eterno Retorno

Saturday, June 19, 2021

Partida y Cave

 



Ahora mismo, al momento de empezar a escribir estas palabras que no sé a dónde carajos desembocarán, tengo los dos libros frente mí. Nick Cave nunca sabrá quién es Lorenzo Partida y Lorenzo Partida sin duda sabe quién es Nick Cave, aunque dudo que sea o haya sido una influencia para él.    En cualquier caso, es muchísimo más coherente que en mi biblioteca haya un libro de Lorenzo Partida a uno de Nick Cave. ¿Por qué? Será porque conocí a Transmetal unos 25 años antes de saber que existía el tal Cave. Será porque he ido a un chingo de tocadas de Transmetal y nunca he ido (y seguramente nunca iré) a una del australiano. Será porque me sé de memoria un chingo de rolas del Trans y si acaso me sé una o dos una del  Nick (la que canta con PJ Hearvy y alguna otra)  que a medias canturreo sin mucha convicción.

 

 Y a todo esto ¿qué tal los poemas de Lorenzo Partida? Híjole, digamos que le tengo harto cariño al Trans, pero como poeta su bajista se pasa de inocentón. Son exabruptos de malditismo cursi que escribiría cualquier morrito mariguano  que acaba de descubrir a Baudelaire y hace sus pininos en un taller literario. No, no he encontrado alguna  estrofa matadora que pueda secuestrarle como epígrafe, pero yo no soy quién para criticarlo porque me mordería la lengua hasta partírmela en dos. En mi adolescencia yo también quise jugar a desparramar unos bodrios a los que me atrevía a llamar poemas solo por llamarlos de alguna forma. Quise contagiar en esos abortos escriturales la rabia y la oscuridad del Altars of Madness de Morbid Angel o el Left Hand Path de Entombed y el chiste acabó por contarse solo. Entonces deserté de la poesía y me arrojé a los pantanos del periodismo.