Mi furtiva marsopa ha llegado del Cantábrico
El cartero no llamó dos veces. Simplemente arrojó el paquete y como ya no
está Canica para ladrarle, tardé en darme cuenta que en el jardín había
aterrizado un paquete procedente de la lejana costa cantábrica. Imposible no
emocionarse cuando uno se topa con un envoltorio en donde se lee la palabra Libros con el sello del servicio postal
de España. Imposible no emocionarse aún más cuando uno abre el regalo y se
encuentra con la antología de la 25
Edición del Certamen Literario Santoña… la Mar que tuve la fortuna de ganar
el año pasado. Aquí aparece mi cuento La soledad de la marsopa así como Albatros,
de Albert Pardo Balteiro; Llámenme K, de Gabriel Díaz Cuesta; No
apaguen faroles, de Alberto Marrero Fernández y Como pez en el agua, de
Ignasi García Barba. Todos los cuentos, tal como marcan las bases del premio,
tienen temática marina. Mi historia
ocurre en el Mar de Cortés pero mi furtiva marsopa debió viajar hasta el
Cantábrico para ver la luz. Gracias Santoña. Hoy es día de angulas, sardinas,
anchoas y un Rioja.