Bomberazo reporteril de emergencia. Correr a Perote, destino final de una travesía por la sierra veracruzana. Mi argumento estéril: yo ya no estoy para estos trotes. Desafiar laderas entre basura y flores mazatecas, saltar entre techos y bardas retando a duelo a la gravedad. Al final el salto, como un Tarzán colgado de una liana hasta llegar a una escuela en donde soy bien recibido y unos analfabetas funcionales son forzados a leer Quevedo. En vil exabrupto de sofista confundo dos autores del Siglo de Oro. Arreglo el desperfecto. El destino era Perote y algún otro pueblo. Iker se carcajea en sueños. De pronto esa ligera angustia por la improductividad: van 19 días, enero ya se nos ha venido encima y yo es hora que no termino un miserable párrafo. Seguiremos informando.
Una vieja avioneta sobre el canal del Río Tijuana. La idea de volar otra vez me parece estéril y redundante. Alguien me hace ver el nuevo propósito. Volaremos sobre un campo militar en afán de localizar 28 cuerpos inmolados. Desde el aire los veremos cubiertos por puercas mortajas ensangrentadas.
Tuesday, January 20, 2015
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