Con mano izquierda. Desarrollo del conflicto
En 1973 se viven tiempos turbulentos en Santa Teresa. Los empresarios miran con suma preocupación el avance del comunismo el Latinoamérica. Les aterra la llegada de Salvador Allende a la presidencia de Chile, pues lo ven como el nacimiento de una nueva Cuba en el hemisferio austral
También rechazan al presidente Luis Echeverría, quien practica una política estatista y populista profundamente hostil a los intereses de la iniciativa privada.
Echeverría sostiene un doble juego: por una parte se presenta como un abanderado de los intereses del tercer mundo y un simpatizante del bloque socialista. Invita a Salvador Allende a México, establece relaciones diplomáticas con la China comunista, pero al mismo tiempo reprime salvajemente la guerrilla.
Encabezados por Eugenio Villatoro, los empresarios de Santa Teresa se reúnen en el club El Reino para planear estrategias de resistencia y boicot al gobierno de Echeverría. Marcos y Laertes asisten a esas reuniones.
Lo que no saben, es que al mismo tiempo Laertes ha empezado a formar parte de una célula guerrillera de la Liga 23 de Septiembre, que se da a la tarea de preparar golpes estratégicos contra el gobierno, atentando contra comandancias de policía y cuarteles militares, pero perpetrando al mismo tiempo secuestros de empresarios adinerados para poder financiar sus operaciones.
Dentro de la Liga 23 de Septiembre, Laertes conoce a Margot Roa, férrea y combativa militante comunista, experta fabricante de bombas Molotov y explosivos caseros. Es ella quien le enseña a disparar armas y a desarrollar técnicas de asalto y estrategias de combate e insurgencia urbana. Sucede entonces lo inevitable: Laertes se enamora de Margot.
Laertes se ve inmerso en dos conspiraciones simultáneas contra el gobierno de México. Por una parte los hombres más ricos del país que desafían a la peste populista y amenazan con dejar de pagar impuestos y por otra una liga de jóvenes guerrilleros comunistas que planean una revolución armada que derroque a los poderes establecidos.
Laertes se inspira en el padre Pascual, el jesuita que lo inició en la guerrilla, pero al mismo tiempo le inspiran las charlas de su abuelo, el poderoso empresario Eugenio Villatoro, quien practica un capitalismo humanitario que empata la responsabilidad social y el compromiso comunitario con las ganancias económicas.
Marcos, en cambio, se consolida como el empresario agresivo, individualista y ambicioso, un joven sin temor a tomar toros por los cuernos. Conforme empieza a ganar posiciones y poder en la empresa, se entrega a su otra pasión: el coleccionismo de arte, fósiles y armas.
Por esos días viaja a Santa Teresa el agricultor y piloto sinaloense Eulalio López a quien Laertes había conocido tiempo atrás en la sierra de Chihuahua. Eulalio busca hacer negocios en Santa Teresa en donde empieza abriendo un restaurante de mariscos. Ahí conoce a Marlene, amiga de Cristina Zambrano e hija de una de las familias integrantes del emporio industrial con quien inicia un noviazgo.
En una exposición de arte organizada por su madre, Marcos Parra conoce a la estudiante chilena Alcira Aravena, quien ha sido enviada lejos de su país por sus padres, quienes buscan alejarla de la influencia de la empoderada izquierda chilena con quien ella simpatiza. Marcos y Alcira comienzan un romance clandestino a espaldas de Cristina Zambrano, su prometida.
Alcira le platica de su encuentro con Pablo Neruda en Isla Negra, de las luchas de los trabajadores de las recién expropiadas minas de cobre que regenteaba su propio padre, de las banderas libertarias de la Unidad Popular, mientras con su guitarra toca canciones de Víctor Jara y Violeta Parra.
Mientras esto sucede, Laertes y Margot intensifican sus operaciones en el grupo guerrillero asaltando bancos para financiar su causa. Lo que no saben, es que en la propia Liga 23 de Septiembre hay un infiltrado de la Dirección Federal de Seguridad. Se trata de Marcio de la Rosa, un cubano experto en el manejo de explosivos y estrategias de guerrilla urbana, quien se presenta como veterano de la campaña del Che Guevera en Bolivia, pero en realidad es un espía que reporta cada movimiento de la guerrilla ante Federico Guerra, el siniestro jefe de la DFS.