Eterno Retorno

Friday, April 18, 2025

Protocolo de Kyoto

 


Durante milenios fue una ciudad vedada para los extranjeros. Era la sagrada capital del Imperio y solo ojos nipones podían contemplar sus templos y sus geishas. Aún cuando Japón tuvo que abrirse forzadamente al comercio exterior en la segunda mitad del Siglo XIX, su ciudad sagrada seguía cerrada para los forasteros. Dicen que la primera delegación extranjera en ser oficialmente admitida fue la integrada por los astrónomos mexicanos encabezados por Francisco Díaz Covarrubias, quienes en 1874 vinieron a ver el paso de Venus por la órbita del Sol. Hoy miles de turistas la infestamos y hasta me siento un poco culpable de fotografiar sus templos. Desde las alturas de su torre podemos contemplar lo mucho que se ha extendido, aunque hay algo en su esencia profunda que conserva el alma de pueblo tradicional. Kyoto es su nombre y su vestido color cereza poco a poco se despinta mientras los últimos sakuras van cayendo sobre el río