Cerezo Osaka
El fútbol es mi esperanto, mi
idioma universal que me hace hermanarme momentáneamente con perfectos extraños
con los que no comparto idioma ni cultura. Mi mantra es sencillo: al lugar
donde fueres a su equipo de futbol vieres. Fuimos a ver a Cerezo Osaka contra
Kashima Antlers. El fútbol japonés es una ceremonia de espíritu deportivo y
sana convivencia familiar. A la fecha hemos acudido a partidos en Tokio, Kioto
y ahora en Osaka y solo puedo decirles que es lindo sentir un ambiente a un
mismo tiempo tan intenso, tan noble y bien intencionado. Cerezo Osaka, como su
nombre lo indica, es un homenaje a esta flor de abril tan típicamente nipona.
Su casa es el Sakura Stadium y color Sakura es toda la tribuna. Un partido
atípico. Miren colegas, yo he acudido a cientos de juegos de fútbol en tres
continentes y absolutamente nunca había visto un juego en donde le anularan
cinco goles a un mismo equipo por fuera de lugar, tres de ellos ya celebrados,
cantados y con el balón en la media cancha. El VAR y sus vectores son la peste
y el fútbol moderno es un asco. No es posible que anules un gol porque medio
centímetro de la punta del dedo del atacante está por delante del defensor.
Están acuchillando el espíritu de la regla que en teoría es sacar ventaja de tu
posición. Después de cinco goles anulados y un penal fallado en tiempo de
compensación yo deseaba con toda mi alma que Cerezo anotara y me sentía
hermanado con su afición como si fuera Tigres quien estuviera jugando. Al
final, al minuto 12 de compensación cayó por fin el gol de Osaka. Confieso que
esperaba muchísimo más de Kashima Antlers. Es un histórico del fútbol nipón, el
más ganador del país, el único equipo asiático que ha llegado a una final del
Mundial de. Clubes. Si Kashima ganaba se ponía súper líder, pero como perdió se
fue hasta el octavo. Así de competitivo el torneo japonés donde entre el súper
líder Avispa Fukuoka y el último lugar Nigata hay solo once puntos. Sigamos
viviendo la intensidad del futbol Nipón