Eterno Retorno

Monday, April 14, 2025

Bye, bye Marito



 1- Y finalmente, el último de titanes dijo adiós. Cierren la puerta y enciendan las luces. Ahora sí se acabó la función.

2- Cuando estoy de viaje trato, en la medida de lo posible, de no estar al pendiente de las noticias, pero fue imposible no enterarme de la muerte del último gran Novelista con mayúsculas de la misma forma que me fue imposible no emocionarme con el cardiaco triunfo de los Tigres en el clásico.
3- Acaso algún día (suponiendo que aún haya mañana) recordaré el helado mediodía en que al salir del cementerio de Okunoin en Koyasan, recibimos la noticia de la muerte de Mario Vargas Llosa. Minutos antes, frente a la tumba del shogun Oda Nobunaga, Carol y yo hablábamos del sentido de la muerte entre los budistas y del verde musgo eternamente renovado sobre piedras centenarias.
4- En uno de tantos cursos y seminarios de periodismo que tomé en mi época de reportero, un editor español nos recomendó (al puro estilo de Sostiene Pereira) ser previsores y emprender por adelantado una sección de obituarios por venir. Hacer una lista de grandes personalidades al borde de la muerte e ir preparando el perfil, el desglose de su vida, las fotos de antaño y toda la parafernalia que rodea a la muerte de un gigante. Yo estoy seguro que el obituario de Mario Vargas Llosa ya estaba preparado en El País y en las grandes publicaciones liberales de habla hispana y es sin duda el último de ese tamaño dedicado a un escritor. En el futuro (tal como ya es en el presente) la muerte de un novelista latinoamericano será solo una nota breve a pie de página. Vargas Llosa fue el último en parar prensas. Recuerden este día porque es el último en quevel adiós de un literato es noticia mundial.
5- Sí, con Vargas Llosa se fue el último gran novelista latinoamericano o acaso (con perdón de Salman Rushdie, Coetzee, Orhan Pamuk o De Lillo) el último gran novelista del mundo occidental. Un novelista con el peso político y social que tuvo un Víctor Hugo en Francia o un Charles Dickens en Inglaterra. Claro que se pueden escribir (y sin duda se escribirán) grandes novelas en el Siglo XXII, pero es la última vez que la muerte de un novelista pone a los jefes de estado y a los jerarcas del mundo a mandar pésames oficiales. Vaya, también Daniel Sada escribió novelas descomunales, verdaderas obras de arte, lo que no impidió que su muerte fuera una nota breve lamentada por unos cuantos cientos de nerds literarios. En el 2050 podría escribirse un Quijote y no pasaría nada, absolutamente nada.
6- Yo empecé con Los Cachorros en la adolescencia. La tragedia de Pichulita Cuéllar fue mi debut y recuerdo que seguí con Elogio de la madrastra, con la catorceañera curiosidad de leer una novela cachonda. A partir de entonces ya no paré y para cuando llegué a Conversación en la Catedral intuí estar frente a un tótem que también podía ser inmensamente divertido, pues La tía Julia y el escribidor me hizo reír muchísimo. La única de sus obras mayores que leí recién salida de la imprenta fue La fiesta del Chivo que compré en Librería El Día cuando era un recién llegado a Tijuana y que devoraba en el asiento trasero de las guayinas en el largo trayecto entre Playas y la redacción de Frontera.
7- Tal vez después del Chivo no volvió a escribir una obra mayor, pero yo sí disfruté y me reí con Las cinco esquinas y Las travesuras de la niña mala y aunque no me maravillaron, El paraíso en la otra esquina y El sueño del Celta cumplieron con interesarme en la vida de los personajes que desconocía como son Flora Tristán y Roger Casement. Harina de otro costal son los ensayos, de los cuales me encantan La verdad de las mentiras y La orgía perpetua. Por Vargas Llosa descubrí y dimensioné a Flaubert.
8- ¿Algo qué decir sobre su rol político? Caray colegas, con brutal honestidad debo confesar que yo coincidía en casi todo con él. En mi caso, las filias o fobias políticas no influyen en que acepte o rechace a un escritor. Si haces buena literatura te leeré aunque seas un ser repugnante, pero si tu creación es un bodrio no perderé tiempo en leerte aunque seas un dechado de virtudes y nobles causas y sentimientos. Se es el liberal en todas las circunstancias y Vargas Llosa lo fue.
9- Hace un par de meses, en una helada tarde en Ciudad Juárez, pepené en una librería de viejo una primera edición de La casa verde en Seix Barral. Fue mi última serendipia vargasllosiana
10- Esta noche volveremos al cementerio y está pronosticada tormenta. Cae la tarde en Koyasan y albergo la ligera sospecha de que a falta de pisco peruano, beberé un whisky japonés a la salud del último gran novelista.