moridero
Sala de espera en un moridero
en medio del desierto. Aséptico y pulcro, blanco y de pisos pulidos. ¿Quién
agonizaba? Sólo sé que la clínica estaba en algún lugar bajo el sol de Mexicali
a donde yo había ido en plan reporteril. La sala tenía conexiones para sueros o
transfusiones de sangre. Tú mismo podías conectarte y quedarte ahí, recibiendo
suero o sangre. Yo deambulaba por un blanco balcón hospitalario y pensaba que en la espera tan
solo me restaría crear e imaginar, recordar que alguna vez jugué a escribir
historias. En las salas de espera había postales y separadores de libros con
fotos de flores silvestres, lavandas y romeros con mensajes sobre el eterno renacimiento
de la vida. Los cuerpos se pudren en el desértico moridero…pero las flores
tarde o temprano renacen.