Eterno Retorno

Saturday, August 06, 2022

La Parca está lista para fumar su parte.

 


Nabor y Juliano suelen llegar de su rondín de madrugada poco antes del amanecer. Hoy la cosecha no fue muy copiosa. Nomás tres bultos traen en la camioneta. Dos corresponden al perfil clásico: morros de entre 16 y 24 años, peloncitos con barba rala de candado y tatuajes wanabe chololocos, camiseta marca Ed Hardy o Aeropostale, jeans y tenis marca Nike o ya muy rayado Lacoste, con moretes, contusiones y quemaduras en varias partes del cuerpo y los ojos petrificados en la más culera expresión de horror que puedas imaginarte. El otro es un ruquito, con bigote de cholo viejo y tatuajes carcelarios de los de antes, que parecen hechos con plumón opaco. Este al parecer se murió de un pasón y sus brazos negruzcos y llagados nos confirman que la chiva era su fiel compañera. Tiran las bolsas en el piso, a un costado de la recepción y se derrumban sudorosos y jadeantes sobre las desvencijadas sillas de la sala de espera. Me preguntan si por ventura me sobra alguna caguamita, pero por ahora nomás me queda una pacha plástica de whisky corrientón. Se supone que lo procedente es  cargar de nuevo los cuerpos y bajarlos por la rampa hasta el sótano para buscarles lugar en el frigorífico y acto seguido redactar el respectivo informe, pero nomás de pensar que voy a tener que mover otros tantos bultos para abrirme paso y poderlos medio amontonar entre el cagadero se me quitan las ganas. Mejor compartir lo que queda de la pacha con Nabor y Juliano. A lo mejor después agarramos fuerzas, pero no ahora. Ya casi amanece y el inviolable código existencial del Carnitas Mascorro estipula que el amanecer se hizo para recibir al sol con un cigarrito entre los labios. La Parca está lista para fumar su parte.