Vino, enséñame el arte de ver mi propia historia
Tan profundamente enraizó el espíritu de la vid, que casi
todas las culturas ancestrales divinizaron al vino al identificarlo con una
deidad a la que se rindió culto. Desde la noche de los tiempos surge el dios
griego del vino, Dionisio, o el romano, Baco, y en el ritual católico de la
Eucaristía, el vino es transformado en la sangre de Jesús.
Vino,
enséñame el arte de ver mi propia historia
Como si ésta fuera ya ceniza en la memoria
- Jorge Luis Borges